Editoriales
¿Ha pensado usted alguna vez acerca de su iglesia como la respuesta a la oración de la comunidad? Puede que la oración sea en silencio, que sólo sea un deseo naciente. Aun así, toda comunidad, y todo el mundo, anhelan paz y curación.
Mucha gente puede pasar la mayor parte de dos décadas recibiendo educación académica, que empieza cortando y pegando papeles y continúa hasta llegar a la escuela para graduados. Es un camino largo, pero, hoy en día, no uno fuera de lo normal para millones de personas.
Mi amiga se subió al tobogán con su esposo y uno de sus dos hijos. Era la primera deslizada que hacían ese invierno.
El guarda de la prisión tiró dentro de la celda de la prisionera una Biblia y despectivamente dijo: “Aquí está la Biblia; pide a tu Dios que te ponga en libertad”. Winnie Mandela, Part of My Soul Went with Him (New York: W.
El otoño comenzaba. Mi amigo y yo levantamos campamento al amanecer y a media mañana remábamos en nuestra canoa, alejándonos de un bosque en Canadá.
La curación es algo valioso. La gente seguía a Cristo Jesús y lo buscaba porque él sanaba.
Una voz alerta, ligeramente preocupada, me habló por el intercomunicador del ascensor. Era una voz agradable, preguntándome si podía ayudarme.
Durante siglos, la gente ha meditado sobre cómo ha de ser el cielo. Algunos se lo han imaginado como un estado feliz de perpetuo descanso.
No hay ninguna situación que esté más allá de la ayuda del Amor divino. En la naturaleza abundan enternecedores indicios que muestran que el Amor divino apoya todos nuestros esfuerzos correctos.
Ser un niño es sentir como si siempre se estuviera comenzando y que vendrán cosas nuevas. Ser un niño es mirar cosas y verlas.