Editoriales
Las parábolas de Cristo Jesús tenían el propósito de elucidar la naturaleza del reino de Dios, el cual, dijo a sus discípulos, se había acercado, y que estaba “entre vosotros”. Y las lecciones que Jesús enseñó son aún sumamente esenciales si esperamos comprender hoy el significado del reino de los cielos en nuestra vida.
Mi padre tenía una serenidad interior que le permitía comunicarse con la naturaleza de un modo especial. Estaba familiarizado con las minucias de la vida en los campos y setos que rodeaban la casa donde pasé mi niñez, y cuando era niña me encantaba salir con él en las mañanas de primavera a buscar los primeros nidos de pájaros y las tempranas prímulas.
El nacimiento de Jesús es una de las historias más improbables. Pensemos en todos los sucesos improbables que fueron parte de ese nacimiento.
Una pregunta que nos perturba a todos de vez en cuando es: “¿Estoy progresando realmente? Puede ser que nos preocupe la perspectiva de nuestra carrera, el progreso de nuestro negocio o incluso el desempeño de nuestros hijos en el colegio. Y, con mucha frecuencia, la medida que usamos para determinar nuestro progreso es el criterio mundano, el cual puede variar como una veleta.
Todos hemos escuchado alguna vez decir que si fuésemos buenos en todo sentido, la vida sería bastante aburrida. No obstante, no ser totalmente buenos está causando considerables problemas en la década del 80.
Solíamos ir al cine casi todos los sábados por la tarde durante el verano. El cine no costaba mucho en esos días para los menores de doce años.
Hay muchas maneras de orar. Y muchas de nuestras oraciones por cierto que nos ayudan a sentirnos más cerca de Dios, y a ser más receptivos a Su voluntad.
Todos hemos leído acerca del valor de hombres y mujeres que se han negado a hacer concesiones en cuanto a su adoración a Dios, aun cuando la conveniencia podría haber dictado un curso de acción más “seguro”. Las Escrituras están llenas de tales relatos.
En Jesús tenemos un ejemplo único de lo que el Cristo, la Verdad, hace en la vida humana, en el ser humano. Pero para ver algún efecto del Cristo en nuestra vida, se requiere una verdadera disposición para dejar nuestras presunciones y opiniones y recurrir al Cristo para que nos guíe.
Cuando Cristo Jesús fundó su iglesia en la roca del Cristo, inmediatamente proclamó su naturaleza inviolable con estas palabras: “Y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. Mateo 16:18.