Editoriales
Todo aquel que haya dedicado mucho tiempo a orar, pronto se da cuenta de que la oración es una actitud más que una declaración de determinadas palabras. Nos sentimos en paz con nuestras oraciones — esto es, sentimos que realmente hemos orado — cuando nos liberamos de aquel estado mental que constantemente se preocupa del pequeño yo humano y sus circunstancias, y llegamos al reconocimiento alentador de que la presencia de Dios está aquí con nosotros.
La fragancia de la Pascua de Resurrección es la fragancia del perdón. ¡Con qué ternura y valor Cristo Jesús perdonó aun aquellos que lo persiguieron y a quienes trató de elevar del vacío de la mortalidad! El ejemplificó abundantemente lo que la Sra.
Poco antes del comienzo del siglo veinte, en un discurso dirigido a los Científicos Cristianos, la Sra. Eddy les prevenía del serio peligro del imperialismo.
La mayoría de nosotros hemos leído sobre el triunfo de lo que llamamos el espíritu humano. Estos relatos intensamente conmovedores puede que se refieran a la supervivencia o a la superación de enormes escollos en la vida cotidiana.
Algunas religiones ofrecen un curso de instrucción para introducir sus doctrinas. La Ciencia Cristiana provee la instrucción en clase para aquellas personas que están bastante afirmadas en la Ciencia y tienen buenos antecedentes.
La oración y el estudio en la Ciencia Cristiana pueden ser inmensamente alentadores. Nos recuerdan cuánto nos ama Dios, lo perfecto que cada uno de nosotros es como el hombre de Dios, como Su linaje espiritual.
Si es usted un lector asiduo del Heraldo, probablemente piense que la curación mediante la oración es parte natural del cristianismo. Usted sabe que la Ciencia Cristiana Christian Science (crischan sáiens) enseña que el poder sanador del cristianismo primitivo de ninguna manera se ha perdido.
Cuando uno se pone a considerar un tema como el de la verdadera grandeza, es interesante ver todas las cualidades que se pueden asociar con ella. Integridad, valor moral, perseverancia, bondad, abnegación, son algunos de los conceptos que a menudo relacionamos con aquellos distinguidos seres humanos que consideramos ilustres.
Tanto los enfermos mentales como los enfermos físicos pueden ser sanados. La Biblia nos ofrece a todos la tierna promesa de Dios: “En mí está tu ayuda”.
Algunas veces parece como si no se pudieran superar los déficits, como si fueran demasiado grandes para tenerlos bajo control y estuvieran sujetos a influencias externas sobre las que no podemos hacer nada. Las economías nacionales de diversos países están en serio peligro, y mucha gente se siente atrapada en un círculo vicioso financiero en el que siempre están corriendo para ponerse al día, aunque continuamente se quedan cortos.