Editoriales
Siglos antes del nacimiento de Cristo Jesús, Isaías dijo que el Mesías nacería de una virgen, Ver Isa. 7:14.
Si ha estado usted leyendo esta revista, y, hasta el presente, desconocía la Ciencia Cristiana, es posible que haya llegado a la conclusión de que los Científicos Cristianos tienen un concepto del mundo bastante diferente. Eso es verdad.
¿Cuándo fue la última vez que pensó usted acerca de la adoración a Dios? (¿Tiene que pensarlo mucho?) Probablemente, a muchos les costaría menos responder a una pregunta sobre la oración, sobre concurrir a la iglesia o creer en Dios. Pero hay una diferencia importante entre creer en Dios y adorar a Dios.
Cuando terminan las elecciones democráticas, pueden surgir preguntas sobre cómo podemos apoyar a quienes fueron electos. Y es posible que sinceramente deseemos tener una perspectiva clara de la situación si nuestro candidato no triunfó.
Es apropiado que se celebre el día de independencia en muchos países alrededor del mundo. La libertad política que se ha logrado y defendido en los campos de batalla a costa de vidas humanas es un legado precioso que merece devoto mantenimiento.
• Un hombre acaba de abrir su propio negocio. Tiene que pagar los estudios de un adolescente y no dispone de dinero.
Cuando nace un niño, sus padres no exclaman en pánico: “¡No tiene dientes! Es mejor ser paciente y esperar ese primer dientecito blanco. Ellos saben que su bebé sí tiene dientes, pero todavía no son visibles.
Cuando los cristianos se comprometen a entregar su vida a Dios, logran un gozo especial al confiar en El para que los guíe en todo aspecto de su experiencia. De hecho, eligen la norma de vivir que Cristo Jesús expuso en el Padre Nuestro cuando instruyó a sus discípulos a orar al Padre: “Hágase tu voluntad.
La mujer que está en el púlpito no sabe nada de Einstein, Heisenberg, Bohr, o de los grandes físicos que aparecerían en el siglo veinte. Su sermón es dado en Boston, E.
Dios, la Mente divina, gobierna directamente a Su semejanza espiritual, el hombre. Como reflejo exacto de Dios, el hombre no puede ser o hacer nada que no sea lo que Dios lo mueva a ser o hacer.