Muchos de los actos de terrorismo de hoy en día son motivados por el esfuerzo de captar la atención pública, de atraer la atención del mundo hacia aquello que algunos consideran una causa apremiante.
¿Hemos capitulado? ¿Nos hemos rendido, o sea, hemos puesto nuestro asombro, nuestros temores o nuestra indignación al servicio de aquellos que demandan nuestra atención? ¿Estamos, en efecto, permitiendo que se nos tome a nosotros mismos como rehenes?
El liberarnos de tal secuestro ayuda a resolver el problema de secuestros mayores. Una solución permanente para este problema solamente se manifestará comprendiendo lo que es Dios, no aceptando mesméricamente las informaciones negativas presentadas por los medios noticiosos. Hay una sola Mente y esa Mente es Dios. Y el hombre expresa la Mente perpetua, perfecta, que lo sabe todo. La mente mortal es la falacia de que hay muchas mentes — cada una aprisionada en una personalidad mortal.
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