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Confía en Dios — completamente

Del número de febrero de 1979 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Uno de los cuadros más apreciados de la Sra. Eddy es probablemente la fotografía en que ella está de pie en el balcón de Pleasant View, con sus manos extendidas en actitud de dar. Un fotógrafo del lugar la fotografió en esta actitud característica, en la oportunidad en que dirigía la palabra a diez mil Científicos Cristianos que la visitaban en el verano de 1903. El mensaje que estaba dando se basaba en el pensamiento: “Confía en la Verdad y no confíes en nada más”.The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 171;

Esta gran guía religiosa había aprendido a tener completa confianza en Dios, la Verdad. Había comprobado un sinnúmero de veces, a través de su larga existencia humana llena de acontecimientos, que tal confianza es abundantemente recompensada. La Sra. Eddy citó en su breve disertación de esta ocasión un pasaje de los Salmos: “Confía en Jehová, y haz el bien; y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará. Exhibirá tu justicia como la luz, y tu derecho como el mediodía”. Salmo 37:3–6;

La Biblia relata cómo mucha gente buena confió en Jehová con consecuencias maravillosas. Pero también se refiere a individuos cuya fe en Él no era completa, y cuya falta de confianza trajo como consecuencia la desdicha. Uno de estos fue el carretero que llevaba la carreta tirada por bueyes que transportaba el arca de Dios hacia Jerusalén en los tiempos de David. Los bueyes tropezaron e hicieron que el arca se moviese, de manera que Uza, uno de los carreteros, impulsivamente “extendió su mano al arca de Dios, y la sostuvo”. 2 Sam. 6:6; Según el relato, Uza murió instantáneamente. La Biblia atribuye su muerte al “furor de Jehová”, pues, de acuerdo con la creencia de esa época, el arca era sumamente santa para ser tocada sin que sobreviniera daño. Pero en el intento de Uza de sostener el arca podríamos ver una lección espiritual para nuestros días — el error de confianza incompleta en el poder de Dios de cuidar de lo que es de Él.

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