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Comprendamos nuestra individualidad verdadera

[Original en francés]

Del número de abril de 1949 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Puesto que los adherentes de la Christian Science El nombre dado por Mary Baker Eddy a su descubrimiento (pronunciado Críschan Sáiens) y que, traducido literalmente, es la “Ciencia Cristiana”. la reconocen como trascendiendo todas las ciencias humanas, no es una osadía considerarla ante todo como la Ciencia del hombre. En un libro muy conocido que se publicó hace pocos años, el autor, notable científico moderno, trata sobre el tema: “El hombre, entidad desconocida.” Lo que el mundo científico confiesa aun no haber comprendido, la Christian Science, descubierta por Mary Baker Eddy hace más de setenta años, ha revelado, quitando el velo que oculta lo “desconocido” y proclamando a los mortales la verdadera naturaleza del hombre — el hombre real creado por Dios.

Esta Ciencia tiene por objeto principal espiritualizar la conciencia humana, regenerar física y moralmente a la humanidad, mejorar la salud, el carácter y los hábitos del individuo. Esta meta se alcanza progresivamente al adquirirse un conocimiento exacto, un concepto correcto, del hombre verdadero. Según lo expresa la Biblia, tenemos que desnudarnos “del hombre viejo” y revestirnos “del hombre nuevo” (Col., 3:9, 10). Para el Científico Cristiano es de primera importancia establecer cada día en su pensamiento un claro concepto de la verdadera naturaleza del hombre. Sea cual fuera nuestra ocupación o nuestra manera de vivir, lo cierto es que casi siempre estamos en contacto con nuestros semejantes. Son ellos a quienes comunicamos nuestras ideas; son ellos los que a menudo más ocupan nuestro pensamiento. De ahí lo importante que es lograr un concepto correcto acerca del hombre.

Cuando el estudiante ya haya recorrido cierta parte del camino que conduce al entendimiento científico, obteniendo así una clara visión de la realidad espiritual, se dará cuenta de que en el vasto reino del pensamiento, sólo existen dos cosas primordiales: Dios y el hombre, es decir, el Espíritu y su expresión, la verdadera individualidad del hombre. Todo lo demás es ilusorio y relativo. Aunque parece fácil concebir a Dios como Espíritu, y a Su naturaleza como enteramente espiritual, parece mucho más difícil concebir al hombre como espiritual, porque el concepto espiritual del hombre se ve en continua contradicción por el testimonio de los cinco sentidos corporales, los que aseveran que el hombre es un ser material con vida, inteligencia y sensación materiales. Para poder combatir eficazmente este testimonio hipnótico de los sentidos, tenemos que mantener claramente a la vista, bajo toda circunstancia, nuestra individualidad verdadera, nuestra entidad genuina, perfecta e inmortal.

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