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Deseo expresar públicamente mi gratitud a...

Del número de abril de 1949 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Deseo expresar públicamente mi gratitud a la persona que me señaló el camino hacia la curación en la Christian Science, en un momento en que todo parecía perdido.

Yo había probado todo lo que las mejores autoridades médicas recomendaban para el tratamiento del asma. Un médico me dijo francamente: “Nada más puedo hacer por usted.” Otro, que era uno de los tres especialistas autorizados por el gobierno federal para practicar los métodos más adelantados para la cura del asma, después de una serie de tratamientos, que incluían una dieta rigurosa, dijo: “Estoy haciendo todo lo que puedo.” No obstante empeoré; no podía dormir — no me atrevía a hacerlo, sabiendo la agonía que me esperaba al despertar.

Entretanto llegué a conocer a la persona mencionada más arriba. Un día estábamos hablando en su oficina y le conté lo que los médicos habían dicho, agregando con mucha vehemencia: “¿Qué haría usted en mi lugar?” Ella trató de calmarme un poco y más tarde me hizo entrar en su oficina privada, donde me contó algo sobre la manera en que la Christian Science ayuda y sana. En aquel entonces yo no sabía nada de la Christian Science ni que mi amiga era una Científica Cristiana. Habló conmigo unos minutos, y luego me sugirió que fuera a una sala de lectura a buscar el libro de texto de la Christian Science, “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras”, por Mary Baker Eddy, y lo leyera. No le prometí que lo haría, pues no podía comprender cómo la lectura de un libro me podría sanar cuando los mejores médicos habían fracasado. Sin embargo, para demostrarle mi gratitud por su interés — su sinceridad y fe en la Christian Science también deben de haber influído en ello — fui a la sala de lectura al medio día y pedí el libro de texto. Más tarde aquel día, siendo miércoles, mi amiga me vino a preguntar si quería acompañarla a la iglesia esa misma noche. Me excusé, y llevando el libro para mi casa, lo puse sobre la mesa de noche, y ahí quedó.

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