Un conocido poeta moderno ha dicho: “El hogar es el punto de partida.” En el libro de texto de la Christian Science, “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras”, Mary Baker Eddy escribe (pág. 254): “Peregrino en la tierra, tu morada es el cielo”, indicando que debemos cambiar nuestro concepto limitado, material y variable del hogar por la comprensión del reino espiritual siempre presente — el reino de los cielos, donde el hombre, reflejo de Dios, vive perpetuamente.
Aquella consciencia que se abre para recibir la luz de la Vida y el Amor sin límites, los cimientos de la Verdad, el plan del Principio y la eterna belleza del Alma, hallará que su hogar verdadero no es una estructura material sino el reino siempre presente de la armonía, donde abunda el Amor para bendecir a todos. A medida que cambiemos nuestro concepto humano del hogar por el concepto verdadero, la aparente manifestación de la carencia, la frustración o el hacinamiento irán desapareciendo.
Una joven estudiante que procuraba establecer en su propio pensamiento el concepto verdadero del hogar, logró alcanzar la consciencia de la armonía aun cuando las condiciones materiales parecían ser una serie de situaciones discordantes y congestionadas. Más tarde, al recordar esta experiencia, ella percibió que había podido sobreponerse a los estados de pensamiento enumerados por Mrs. Eddy en la primera parte de su definición de “Jerusalem” y que son (ib., 589): “La creencia mortal y los conocimientos obtenidos mediante los cinco sentidos corporales; el orgullo del poder y el poder del orgullo; sensualidad; envidia; opresión; tiranía.”
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