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Mi corazón se desborda de gratitud por todo...

Del número de octubre de 1950 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Mi corazón se desborda de gratitud por todo el bien que se ha manifestado en mi familia merced al estudio de la Christian Science.

Fuimos liberados de la esclavitud de la materia en una época en que nuestra hija menor padecía de una afección a un oído. El médico nos dijo que debía ser operada inmediatamente. Habíamos sufrido varios contratiempos, y después de orar sinceramente pensé de la Christian Science. Varios años atrás había comenzado a estudiar esta Ciencia, sin haberla comprendido suficientemente para aplicarla.

Esa noche me sentí con deseos de acudir al libro de texto, Ciencia y Salud, por Mrs. Eddy. Al abrirlo, hallé en él un viejo Trimestral, y la primera Lección Bíblica que me puse a estudiar era justamente lo que necesitaba. Se titulaba “¿Son reales el pecado, la enfermedad y la muerte?” A medida que estudiaba los pasajes citados de la Biblia y Ciencia y Salud, experimenté una calma y un consuelo difíciles de describir, y mi amor y gratitud se desbordaban, pues sabía que nuestras oraciones habían sido escuchadas.

Telefoné a una parienta de mi marido que estudiaba la Christian Science y le dije que sentía que Dios estaba cuidando de Su hijita. Afectuosamente ella me aseguró acerca de Su gran amor por todos Sus hijos y me citó las siguientes palabras de un himno (Himnario de la Christian Science, pág. 182):

Abrid cauces para las corrientes del Amor
donde libres puedan correr,
pues el Amor de su desbordante caudal
a todos los ha de llenar.

En ese momento no comprendí del todo el significado de estas palabras pero me sirvieron de mucho aliento.

Esa noche mi hijita durmió tranquilamente por primera vez desde hacía varias noches. Dos días más tarde la llevé a un médico para que la examinara, y éste me dijo que lo único que le hacía falta para restablecerse completamente era un poco de sol. Esta experiencia nos causó mucha alegría. Sabíamos lo que significa el estar verdaderamente agradecidos a Dios por Su amor y cuidado. No bien nos encontramos solas, mi hijita exclamó con gratitud: “¡Dios respondió a nuestras oraciones!”

Mi agradecimiento por el continuo desenvolvimiento del bien que nos proporciona el Amor, por la revelación que recibió Mrs. Eddy y por su obediencia a los preceptos espirituales de la Biblia no conoce límites. También estoy agradecida por ser miembro de La Iglesia Madre y una iglesia filial, y por las lecciones tan prácticas que nuestros tres hijos están aprendiendo en la escuela dominical. Hemos tenido muchas pruebas del amor y cuidado de Dios y nos esforzamos por hacer de cada problema que se nos presenta un peldaño que nos llevará a una mejor comprensión de Dios.—

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