Un sinnúmero de hombres y mujeres que buscaban al Dios viviente han encontrado que la Christian Science El nombre dado por Mary Baker Eddy a su descubrimiento (pronunciado Críschan Sáiens) y que, traducido literalmente, es la “Ciencia Cristiana”. está satisfaciendo sus anhelos de hallarle, pero la búsqueda aun prosigue para millones de persones que todavía no han recurrido a las simples verdades espirituales tocantes a su divino derecho de nacimiento, reveladas en la Biblia y en el libro de texto de la Christian Science, “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras”, por Mary Baker Eddy.
Es para establecer en su propia consciencia pruebas cada vez mayores de la presencia de Dios e, incidentalmente, proveer la certeza de esta presencia para todos aquellos que todavía vagan en el desierto del materialismo, que los Científicos Cristianos consagrados y agradecidos gozosamente practican su religión, demostrando en creciente grado su poder curativo.
En medio de su angustia y sus sinceros anhelos de apreciar conscientemente la benéfica presencia de Dios, Job exclamó: “¡Oh quién me diera el saber donde poder hallarle!” Los Científicos Cristianos han hallado una respuesta eficaz y reconfortante a este grito desesperado así como a la angustiosa pregunta de Zofar, amigo de Job: “¿Puedes tú descubrir las cosas recónditas de Dios?” Ellos saben por experiencia que la presencia divina está siempre a mano — que el afectuoso cuidado de Dios está precisamente en el mismo lugar en que se encuentra el hombre. Aceptan en su cabal significado la declaración de Cristo Jesús (Lucas, 17:21): “Ni dirán: ¡Helo aquí! o: ¡Helo allí! porque he aquí que el reino de Dios dentro de vosotros está.”
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