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El primer mandamiento de todos

Del número de octubre de 1950 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Ante el inaudito trastorno mental que parece estar produciéndose hoy en la consciencia humana, será evidente para todo pensador que estamos en medio de una catálisis moral. Las infelices y complicadas condiciones por las cuales atraviesa la humanidad están obligando a los hombres a tornarse en busca de ayuda, no meramente de palabra sino de hecho, hacia un poder más grande que el que ofrece el sentido personal del yo. Esto, necesariamente, está afectando el pensamiento religioso en el mundo por doquier. Se comienza a percibir que los credos y dogmas no pueden servir de base para la comprensión y la fe iluminada. Salta pues a la vista que la mera creencia en Dios no está solucionando los problemas de la humanidad ni nunca lo hará, y el ateísmo tampoco los solucionará.

Hoy en día los hombres meditan profundamente. La razón y la lógica están destruyendo el misticismo y las dogmáticas y sobrenaturales creencias que han sido las características de la religión durante muchos años. Existen pruebas patentes de que hay muchos que no solamente están esforzándose por adquirir un concepto de Dios que les satisfaga pero que además están haciendo sinceros esfuerzos por comprenderse a sí mismos y descubrir la verdadera naturaleza del hombre. Es alentador reconocer que la búsqueda de Dios que está efectuándose por el mundo entero, forzosamente estimula el desarrollo de las ideas espirituales que revelan a Dios.

En tal encuesta la Christian Science El nombre dado por Mary Baker Eddy a su descubrimiento (pronunciado Críschan Sáiens) y que, traducido literalmente, es la “Ciencia Cristiana”. ofrece a todos los buscadores de la luz una enseñanza lógica y razonable que se basa sobre una comprensión práctica y en la obediencia al Primer Mandamiento del Decálogo (Ex., 20:3): “No tendrás otros dioses delante de mí.” La Christian Science, sin embargo, no acepta el monoteísmo únicamente en teoría. La unidad y totalidad de Dios, según la Christian Science, es un potente hecho espiritual que debe comprenderse y ejemplificarse en cada detalle de la vida humana. Nuestra obediencia a este mandamiento influye sobre nuestras vidas a cada paso. Se relaciona directamente con nuestra salud, con nuestros asuntos personales, con nuestros negocios y con los sucesos mundiales. El estudio de esta Ciencia no sólo despierta al discípulo a una comprensión de la unidad del ser, sino que le despierta además a que reconozca las múltiples sugestiones de dualidad, que, al ser aceptadas, violan el Primer Mandamiento.

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