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Cuando por primera vez conocí la Christian Science,...

Del número de octubre de 1950 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Cuando por primera vez conocí la Christian Science, era esclavo de todos los llamados placeres mortales conocidos por los humanos. La pérdida de estos falsos deseos ha sido para mí una gran bendición.

Estoy muy agradecido por la comprensión que ahora poseo de Dios y de mi relación con El, como lo enseña el libro de texto, Ciencia y Salud, por Mrs. Eddy. He aprendido que mi única ocupación consiste en reflejar a Dios, en ser Su imagen y semejanza. Todo el bien se manifiesta para nosotros a través de Sus ideas espirituales siempre asequibles, y cuando ponemos estas ideas en práctica en la vida diaria experimentamos la abundancia.

Siempre que me siento tentado a creer que mis negocios no marchan bien, yo sé que el único remedio es el de contemplar al hombre como perfecto y espiritual, y expresar lo mejor que puedo las cualidades de Dios.

Hace unos años sufrí algunos reveses financieros y me pareció que me sería imposible saldar mis deudas. Le dije a mi banquero que no podría cumplir con mis obligaciones y que deseaba que él se incautara de mis haberes. El se negó a hacerlo, diciéndome que me había prestado el dinero de buena fe y que esperaba que yo arreglaría mis asuntos en una forma que me permitiría saldar mi deuda. Muchos otros acreedores adoptaron la misma actitud, y con mucha razón.

Pedí ayuda a una practicista de la Christian Science, la que me fué suministrada generosamente y con mucho amor. Siempre recordaré sus primeras palabras: “Sólo hay un banco, el banco del Amor, cuyos recursos son inagotables; usted siempre puede acudir a este banco, en el cual hallará los bienes del Amor, que llenarán todas sus necesidades.

Estoy tan agradecido que desde ese momento me fué posible cumplir con mis obligaciones, y a los pocos años mi situación había cambiado por completo. Había pagado a todos mis acreedores, y gozaba de una abundancia que excedía toda expectativa humana. Yo sé que esto fué el resultado del cambio que se operó en mi pensamiento, el que poco a poco se iba liberando del temor, del egoísmo, la envidia, los celos y el odio. Estaba aprendiendo a expresar mejor a Dios en todas mis actividades. También estoy agradecido por la armonía que reina en mi hogar, la cual se debe al hecho de que todos los miembros de mi familia estudian y aplican la Christian Science. Todo problema que se nos ha presentado se ha resuelto pronta y completamente por medio de esta maravillosa verdad. Estoy sumamente agradecido que mediante la Christian Science he obtenido una mejor comprensión de Dios. Por la afectuosa ayuda de los practicistas, por ser miembro de La Iglesia Madre y de una iglesia filial, en la cual puedo prestar servicios a nuestra Causa, y por haber recibido instrucción en una clase autorizada de la Christian Science estoy infinitamente agradecido. La Christian Science constituye la experiencia más práctica y hermosa que he tenido en mi vida.—

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