Un día, por diversión, mi hijito colocó sobre el atril del piano una pieza de música en forma invertida y se dispuso a tocarla. El resultado fue algo tan interesante como lo fue discordante, ya que todo ritmo y melodía se había perdido y la nota tónica había desaparecido completamente.
Nos sonreímos al contemplar esta travesura infantil, y sin embargo ¡cuántas veces nos sucede a nosotros lo mismo! Cuando perdemos de vista el hecho de que el hombre refleja su Principio divino, Dios, invertimos, en creencia, el orden natural del ser y luego nos admiramos de que nuestras vidas sean tan poco armoniosas.
Mary Baker Eddy era muy aficionada a la música y a menudo se valía de sus conocimientos acerca de ella a fin de ilustrar alguna poderosa verdad espiritual. En la página 240 del libro de texto, "Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras", ella escribe: "En el orden de la Ciencia, en el cual el Principio está por encima de lo que refleja, todo es una sublime armonía. Cambiad esta premisa, suponed que la Mente es gobernada por la materia, o que el Alma está en el cuerpo, y perderéis la nota tónica de la existencia y habrá discordancia continua."
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