Mary Baker Eddy no tenía la menor duda acerca del origen divino de la Ciencia que ella expuso en el libro de texto de la Christian Science. En su obra The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany (págs. 114, 115) ella declara: "No fuí yo, sino el poder divino de la Verdad y el Amor, infinitamente superior a mí, que dictó 'Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras'". También dice que se avergonzaría de alabar el libro de texto en la forma que lo ha hecho, si ella misma hubiera sido "su autora, aparte de Dios. Pero," añade ella, "como yo no era más que un escriba que repetía las armonías celestes en la metafísica divina, no debo ser demasiado modesta en mi estimación del libro de texto de la Christian Science."
El descubrimiento de la Christian Science por Mrs. Eddy cumplió la profecía de Cristo Jesús (Juan, 14:16): "Yo rogaré al Padre, el cual os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre." Su descubrimiento fué el efecto de la poderosa autorevelación de Dios, la cual El anuncia a través de la acción de la ley divina, Su voluntad todo bondadosa. Para los profetas y patriarcas de que nos refieren las Escrituras, puede que los mensajes de Dios hayan sido oídos como palabras, pero para nuestra Guía el silencioso desenvolvimiento de la revelación espiritual fué la voz de la Verdad que hablaba a su corazón anhelante; fué el mensaje claro y preciso del Padre, anunciando la verdad del ser a una persona espiritualmente dispuesta para recibirla.
La mente humana no puede explicar para sí misma la naturaleza de Dios. Más bien es Dios quien se explica a la consciencia humana, y lo hace cabal y finalmente en el libro de texto de la Christian Science. En Ciencia y Salud, Dios se interpreta a Sí mismo y a Su manifestación perfecta. En este libro El declara Su propia totalidad y unidad, Su creación de ideas divinas, Su presencia eterna, Su carácter inmaculado, Su gobierno del universo, Su ley justa y misericordiosa.
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