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Hace unos veinte años me hallaba alojada...

Del número de enero de 1951 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hace unos veinte años me hallaba alojada en casa de una amiga en un lugar de veraneo en el condado de Lancashire. Habíamos oído hablar de la Christian Science y estábamos muy deseosos de asistir a un culto. No teníamos idea alguna de la forma en que se conducían los cultos, ni a que hora comenzaban, pero un miércoles por la noche, al ver iluminada la iglesia, entramos.

Siempre estaré agradecida por la luz que vimos a través de las ventanas de la iglesia, mas no hallo palabras con que expresar mi gratitud por la luz de la Verdad que hallamos dentro de ella. Jamás olvidaré aquel primer culto, pues nunca antes me había sentido tan cerca de Dios. El amor y reverencia que allí se expresaban llenaron mis ojos con lágrimas de alegría. Como resultado de esta visita tuve grandes deseos de estudiar la Christian Science. Este estudio me ha enseñado a conocer a Dios y al hombre creado a Su imagen y semejanza, como también el valor del verdadero amor espiritual, que salva y regenera y que sana todas nuestras dificultades, como yo misma lo he podido comprobar.

En cierta ocasión fuí rápidamente sanada de una severa torcedura a un tobillo; en otra ocasión desapareció una desagradable verruga que tenía en una mano. Había estado leyendo un artículo en uno de nuestros periódicos que citaba la siguiente declaración de Mrs. Eddy (Ciencia y Salud, pág. 463): "Una idea espiritual no tiene ni un solo elemento de error, y esta verdad elimina debidamente todo lo que sea nocivo." Me aferré firmemente a esta verdad y destruí todos los remedios materiales que había usado anteriormente — y que eran en verdad muchos. Durante la semana siguiente noté que la verruga había desaparecido.

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