La historia de la mujer sunamita que se relata en el capítulo cuarto del libro segundo de Los Reyes es de mucho significado e inspiración. Esa valiente madre, que inesperadamente se vió confrontada con el deceso de su hijo, acostó al niño en el cuartito en lo alto, "cerró sobre él la puerta" y fué "al varón de Dios en el monte Carmelo.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!