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Durante los tres años que serví en las fuerzas...

Del número de enero de 1951 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Durante los tres años que serví en las fuerzas armadas tuve muchas oportunidades de probar la eficacia de la Christian Science El nombre dado por Mary Baker Eddy a su descubrimiento (pronunciado Críschan Sáiens) y que, traducido literalmente, es la "Ciencia Cristiana". y de cerciorarme de que esta verdad revelada por Mary Baker Eddy es completa. Fuí sorteado para servir en el ejército varios meses después de haber completado la tesis para obtener el título a que aspiraba en una universidad del este. Mientras asistía a esa universidad había estudiado la Christian Science y me había dado cuenta de que esta Ciencia es la verdad esencial. En menos de un mes de estar en el ejército, el extraño rigor del régimen a que nos vimos sujetos me convenció de lo falsas y especulativas que son las doctrinas aun de las filosofías más aceptables.

Los primeros veintisiete días pasados en el ejército en un centro de mobilización al norte del estado de Nueva York, en el mes de enero, me parecieron excepcionalmente duros. A menudo la temperatura bajaba hasta 25 grados bajo cero. La mayoría de los soldados comenzaron a toser debido al humo del carbón de leña que invadía toda esa región. Durante algún tiempo me hallé libre de toda enfermedad, pero finalmente la conducta de los que me rodeaban produjo en mí un resentimiento tal que yo también caí víctima de la tos. Me atacó tan severamente que tosía sin cesar durante horas enteras hasta que mi voz quedó reducida a un gruñido ronco. Como había tenido aspiraciones de ser cantante, este mal me resultó muy penoso.

Me dediqué a estudiar diligentemente la Biblia y el libro de texto de la Christian Science, Ciencia y Salud, por Mrs. Eddy. No acepté ayuda médica alguna ni tampoco di cuenta de mi estado a mis superiores, sino que continué cargando carbón, fregando pisos y sirviendo durante dieciocho horas seguidas en trabajos de cocina. A los veinticinco días de haber hecho este trabajo, leí, con comprensión, el siguiente pasaje de las Escrituras citado en un folleto publicado por la Sociedad Editora de la Christian Science que me habían enviado mis padres: "Sin embargo, no os regocijéis de esto, que los espíritus os estén sujetos; mas regocijaos de que vuestros nombres están escritos en el cielo" (Lucas, 10:20). Comprendí entonces que no tenía ninguna necesidad de preocuparme por lo que veía alrededor mío, que mi verdadera entidad permanecía intacta, y que yo tenía mi propio trabajo que hacer. Pocos días después partí por tren con destino a un campo de maniobras situado en Oklahoma, estado en el cual había vivido años atrás, y al cual regresaba con mucho placer, aun vistiendo uniforme, Allí encontré mucho sol, un estado de orden admirable, y un Ministro de la Christian Science para Tiempos de Guerra. Me sentí muy agradecido por los cultos de la Christian Science que se llevaban a cabo en una capilla a una sola cuadra del cuartel al cual había sido asignado. Se instaló una sala de lectura en esta misma capilla, donde me fué posible estudiar y recibir mucha inspiración y grandes beneficios.

Todos los síntomas de indisposición contraídos en el cuartel anterior habían desaparecido, excepto en lo que concernía a mi voz, que seguía ronca. Una tarde varias semanas después de mi llegada, le dije al Ministro que si yo tuviera un mejor concepto de Dios sin duda recibiría mi curación, pues yo bien sabía que lo que necesitaba era conocer a Dios. El me contestó: "No lo dudo, pero ¿no sabes que Dios también te necesita a ti?" Esto se me había olvidado por completo. Al jueves siguiente durante nuestra reunión testimonial pude conducir el canto de los himnos, cosa que continué haciendo todo el tiempo que permanecí en ese cuartel.

Mi próximo traslado me llevó a una gran ciudad en la costa del oeste, donde había un Centro de Ayuda de la Christian Science. Allí pasé un año y medio que fué para mí una época muy feliz. Aunque hubo momentos en que me sentía muy abatido, merced al estudio de las obras de Mrs. Eddy y la ayuda de amigos también tuve muchos momentos de gran alegría. Con la ayuda de un practicista, logré sobreponerme a un sentimiento de hostilidad hacia un soldado de rango superior con quien no me podía entender. Además me dieron un trabajo que se ajustaba mejor a mi experiencia y mis aptitudes, y en el cual me encontré entre compañeros más agradables. En la misma época también tuve el gran privilegio de visitar a uno de los discípulos de Mrs. Eddy. Esto recompensó ampliamente los inconvenientes que presentó la vida militar.

Los ocho meses siguientes los pasé en uno de los grandes estados del sudoeste, donde una vez más las verdades de la Christian Science me sirvieron de constante guía y apoyo. Durante todo el período que serví en el ejército me fué posible hallar el tiempo para leer diariamente las Lecciones Bíblicas indicadas en el Trimestral de la Christian Science. Para quienes conocen las exigencias del servicio militar, eso fué algo notable, pero hallé que al poner en primer término las cosas más importantes, siempre me fué posible cumplir con esta tarea de tanto gozo y provecho.

Ahora, como cuando estaba en el ejército, me siento cada vez más agradecido por los Ministros de Tiempos de Guerra, por todas las actividades de La Iglesia Madre y las iglesias filiales y por la continua ayuda que la Christian Science fué para mí, capacitándome para vencer la fatiga, la falta de recursos, un sentimiento de insubordinación, peligros físicos y morales, la inercia espiritual y el abatimiento. Mis experiencias me convencieron de que la respuesta a la pregunta bíblica (Salmos, 78:19): "¿Podrá Dios ponernos mesa en el desierto?" es siempre afirmativa. Le estoy en verdad agradecido a Mrs. Eddy por su descubrimiento de la Christian Science y por haber establecido una iglesia que tantos beneficios nos aporta. Doy gracias también por ser miembro de La Iglesia Madre y por haber recibido instrucción en una clase autorizada de la Christian Science.—

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