Una vez al año, el mundo acostumbra mirar atrás con reverencia a través de los siglos hacia aquella histórica noche en que nació Cristo Jesús, recordando nuevamente la preciada historia de cómo los tres Magos llegaron a él, guiados por una estrella. Hoy día los buscadores consagrados se ven constantemente recompensados con vislumbres del Cristo, la Verdad. Pocos son, realmente, los cultos de la Christian Science en los cuales no vuelve a aparecer pare el pensamiento anheloso y receptivo, la idea del Cristo con todo el brillo de una estrella guiadora.
¿Habéis vosotros considerado mientras asistiais a un modesto y sencillo culto de la Christian Science, que ésta también era una ocasión histórica? Meditando acerca de su efecto espiritual e inspirador, quizás habéis percibido que ni vosotros ni los demás presentes seríais ya los mismos de antes. El efecto eterno de un culto tal sobre el individuo y sobre el mundo merece nuestra más profunda atención. Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Christian Science, ha escrito en su mensaje a una iglesia filial (The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 189): "No adoráis a una deidad distante, ni habláis de un amor desconocido. Las oraciones silenciosas de nuestras iglesias, resonando por los obscuros corredores del tiempo, seguirán esparciéndose en ondas de sonido, un diapasón de latidos del corazón, vibrando de un púlpito a otro y de un corazón a otro, hasta que la verdad y el amor, fundiéndose en una plegaria sincera, rodee y cemente a toda la humanidad."
Los Científicos Cristianos no adoran a "una deidad distante", ni hablan de "un amor desconocido", sino que avanzan continuamente hacia la comprensión de la Deidad como el Amor que todo lo rodea, todo lo sabe y que todos pueden conocer. Es por esto que se van elevando progresivamente por sobre las ilusiones de la enfermedad y el pecado, extirpándolas en obediencia a las enseñanzas del Maestro. Dios, que es el Amor que todo lo abraza, sólo podría crear un universo espiritual, perfecto, la expresión de Sí mismo, y al hombre espiritual hecho a Su imagen, el reflejo del Amor. El Amor es el creador y la esencia de todo. Este gozoso evangelio, que revela la paternidad y la maternidad del Amor, es el que prevalece en la iglesia de la Christian Science. Confirma el mensaje que trajo el Maestro y que inspiró a los primitivos cristianos a desafiar a los emperadores paganos, arrostrar cualquier amenaza, hacer cualquier sacrificio, congregarse y vivir en las catacumbas para poder participar de la inspiración y la salvación que de él provenían. Sólo un Dios de amor podría inspirar tal devoción en los corazones de los hombres. Ahora el mismo mensaje de amor, "resonando por los obscuros corredores del tiempo" nutre al hambriento que acude a los cultos de la Christian Science.
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