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Un culto eterno

Del número de enero de 1951 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Una vez al año, el mundo acostumbra mirar atrás con reverencia a través de los siglos hacia aquella histórica noche en que nació Cristo Jesús, recordando nuevamente la preciada historia de cómo los tres Magos llegaron a él, guiados por una estrella. Hoy día los buscadores consagrados se ven constantemente recompensados con vislumbres del Cristo, la Verdad. Pocos son, realmente, los cultos de la Christian Science en los cuales no vuelve a aparecer pare el pensamiento anheloso y receptivo, la idea del Cristo con todo el brillo de una estrella guiadora.

¿Habéis vosotros considerado mientras asistiais a un modesto y sencillo culto de la Christian Science, que ésta también era una ocasión histórica? Meditando acerca de su efecto espiritual e inspirador, quizás habéis percibido que ni vosotros ni los demás presentes seríais ya los mismos de antes. El efecto eterno de un culto tal sobre el individuo y sobre el mundo merece nuestra más profunda atención. Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Christian Science, ha escrito en su mensaje a una iglesia filial (The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 189): "No adoráis a una deidad distante, ni habláis de un amor desconocido. Las oraciones silenciosas de nuestras iglesias, resonando por los obscuros corredores del tiempo, seguirán esparciéndose en ondas de sonido, un diapasón de latidos del corazón, vibrando de un púlpito a otro y de un corazón a otro, hasta que la verdad y el amor, fundiéndose en una plegaria sincera, rodee y cemente a toda la humanidad."

Los Científicos Cristianos no adoran a "una deidad distante", ni hablan de "un amor desconocido", sino que avanzan continuamente hacia la comprensión de la Deidad como el Amor que todo lo rodea, todo lo sabe y que todos pueden conocer. Es por esto que se van elevando progresivamente por sobre las ilusiones de la enfermedad y el pecado, extirpándolas en obediencia a las enseñanzas del Maestro. Dios, que es el Amor que todo lo abraza, sólo podría crear un universo espiritual, perfecto, la expresión de Sí mismo, y al hombre espiritual hecho a Su imagen, el reflejo del Amor. El Amor es el creador y la esencia de todo. Este gozoso evangelio, que revela la paternidad y la maternidad del Amor, es el que prevalece en la iglesia de la Christian Science. Confirma el mensaje que trajo el Maestro y que inspiró a los primitivos cristianos a desafiar a los emperadores paganos, arrostrar cualquier amenaza, hacer cualquier sacrificio, congregarse y vivir en las catacumbas para poder participar de la inspiración y la salvación que de él provenían. Sólo un Dios de amor podría inspirar tal devoción en los corazones de los hombres. Ahora el mismo mensaje de amor, "resonando por los obscuros corredores del tiempo" nutre al hambriento que acude a los cultos de la Christian Science.

Las oraciones silenciosas, que vibrantes resuenan "de un corazón a otro", purifican y sanan. Esto fué probado recientemente por una joven mujer activa en el mundo de negocios. Siendo esclava del tabaco, finalmente un mal físico que desafiaba todo tratamiento médico la impulsó a buscar la ayuda de Dios a través de la Christian Science. Luego de iniciarse el tratamiento solicitado, un domingo por la mañana se sintió fuertemente tentada a quedarse en cama en vez de concurrir a la iglesia. Acallando esta sugestión de apatía, se levantó y asistió al culto. Allí experimentó experimentó una iluminación espiritual tal que al finalizar el culto sintió como si el mundo entero se hubiera purificado. El Amor estaba en todas partes. Las cosas más comunes, los pájaros, el pasto, se veían hermoseados por el gran amor de Dios. Desde ese momento se vió completamente libre de todo deseo por el tabaco, y poco después sanó del mal físico.

Muchos son los casos en que se ha restaurado la paz, destruído el dolor y sanado la enfermedad y el pecado durante un culto de la Christian Science. Todas las semanas miles de personas vuelven a sus hogares con una comprensión más clara de la irrealidad de todo lo que sea discordante y mortal, y con una profunda y alentadora convicción de que su único y verdadero ser, como reflejo espiritual de Dios, posee dominio sobre todo lo terrenal.

En un mundo que tiene urgente necesidad de curación moral y física, los Científicos Cristianos están bien conscientes de la obligación moral que tienen de apoyar a sus iglesias mediante su asistencia a los cultos y sus devotas oraciones. No consideran que ese deber sea meramente opcional ni que se trate de algo que es conveniente hacer. ¡Nada menos que la salvación del mundo se halla en juego! Aun hoy el mundo está recibiendo los beneficios de aquel histórico día de Pentecostés cuando los de ánimo espiritual estaban todos juntos en un mismo lugar y todos fueron llenos del Espíritu Santo — la inspiración espiritual — según consta en el libro de Los Hechos.

En "Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras" (pág. 43), bajo el título marginal de "Pentecostés de nuevo", Mrs. Eddy se refiere al descenso del Espíritu Santo como la llegada del entendimiento espiritual a la consciencia humana. ¡Qué se diga de todo culto de la Christian Science que éste ejerce su entera influencia pentecostal sobre la humanidad en razón de que cada miembro se halla en su puesto orando silenciosamente! Estamos sembrando para la eternidad, trabajando junto con los patriarcas, profetas y apóstoles. No hemos sido llamados para ser adoradores solamente parte del tiempo, como tampoco lo fué Moisés cuando Dios le llamó a la cumbre del monte Sinaí. Escrito está (Exodo, 19:20): "Y Jehová llamó a Moisés a la cumbre del monte; y subió Moisés." Moisés no dijo: "En este momento dispongo de poco tiempo."

No supongamos, como seguramente tampoco lo habrá hecho Moisés, que nuestro cumplimiento del mandato divino depende de una combinación de circunstancias convenientes, o de algo que nuestras otras ocupaciones puedan o no permitir. Puesto que Dios, la Mente, es el Principio impelente del hombre, Su idea espiritual, aquello que impele a la asistencia a los cultos se origina en El y debe significar el desenvolvimiento de Su propósito infalible. Nosotros nos reunimos porque nuestro Padre nos ha llamado y porque El tiene algo que decirnos. En el libro del Exodo leemos (19:10, 11): "Vuelve al pueblo y santifícalos hoy y mañana; y laven ellos sus vestidos; y estén apercibidos para el día tercero; porque al tercer día descenderá Jehová, a vista de todo el pueblo, sobre el monte Sinaí." Las Escrituras recalcan la importancia que tiene la adecuada preparación y consiguiente espiritualización del pensamiento.

El Científico Cristiano alerta no asiste al culto de la iglesia de manera indiferente. La devota meditación por parte de cada individuo que le une con la Mente divina significará la unidad colectiva de toda la congregación con esa Mente y asegurará que alguna parte de aquello que la Mente imparte durante el culto hallará eco en el corazón de cada concurrente. De ese modo cada necesidad individual será suplida y la oración silenciosa recibirá su respuesta. Así cada uno recibe su pan cotidiano. Existe una razón muy importante que requiere la presencia de cada individuo. Dios habla a cada uno individualmente y a todos colectivamente. Y habiendo hablado e implantado la verdad en la consciencia, El la protege, la nutre y la lleva hacia su inevitable fruición.

Cuando los miembros son obedientes a las demandas divinas, nada puede impedir este resultado; ni la somnolencia mesmérica, ni la inquietud, ni la indiferencia pueden estar presentes en un culto genuino de la Christian Science. El Padre-Madre todo inteligente no reune a sus hijos para luego, en el momento de feliz anticipación, autorizar al error a que revoque Su propósito. Refiriéndose a la luz que revela la Verdad, Mrs. Eddy ha escrito (Ciencia y Salud, pág. 504): "Esto demuestra también que no hay lugar alguno donde la luz de Dios no se pueda ver, puesto que la Verdad, la Vida y el Amor llenan la inmensidad y están siempre presentes."

Los Científicos Cristianos perciben que los mensajes de la Biblia y su interpretación espiritual tan iluminadora hallada en los escritos le Mrs. Eddy constituyen el mensaje divino para esta era. Cuán humildemente reconocemos, al escuchar su lectura en la iglesia, que es Dios quien en verdad nos está hablando. Escuchamos con toda la reverencia y receptividad con las cuales Moisés indudablemente escuchó la voz de Dios en la cumbre del monte. Con cuánta gratitud y gozo podemos afirmar silenciosamente: "Esta es la Palabra de Dios. Su bendición libertadora se extiende a toda esta congregación. Implica la salvación del mundo."

Un culto que sea verdaderamente comprendido no puede dejar de espiritualizar la consciencia humana. Finalizado ese culto, los concurrentes se sienten más fuertes y son más sabio y libres, puesto que el Verbo de Dios nunca nos deja en el mismo punto en que nos halló. Uno ya no será nunca el mismo de antes, pues habrá dado un nuevo paso definitivo e irrevocable hacia la comprensión de Dios, el Espíritu.

De Moisés se ha escrito que después de la comunión en el monte: "La tez de su rostro despedía rayos de luz" (Exodo, 34:35). De esta declaración obtenemos algún concepto de la radiante inspiración que Moisés debe de haber recibidio. El culto divino al cual asistió el patriarca en Sinaí le había recompensado aportándole un influjo de comprensión espiritual incomparable en aquella época, una revelación de la ley divina tan prepotente que le capacitó para dejar constancia de ella para todas las eras. La profunda humildad, la amplia visión y firmeza de propósito que él tan claramente demostró en las pruebas que afrontó más adelante, bien pueden haber surgido en gran parte de la experiencia aludida.

En el Nuevo Testamento, en el relato de la transfiguración de Jesús hallamos otro acontecimiento espiritual de orden histórico. En el capítulo noveno del Evangelio de San Lucas consta que el Maestro llevó a tres de sus discípulos a la cumbre del monte. "Y mientras oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido se tornó blanco y resplandeciente. Y he aquí que dos varones hablaban con él, los cuales eran Moisés y Elías." Uno de sus discípulos, Pedro, al vislumbrar la significación y gloria del Cristo, la Verdad, y su eterna continuidad a través de todas las épocas, exclamó: "¡Maestro, bueno es que nos estemos aquí!" Luego, haciéndose eco del impulso humano de construir tres enramadas distintas, para Jesús, Moisés y Elías, Pedro demostró su necesidad de un mayor esclarecimiento en lo que se refería al lugar que le correspondía al Maestro según la profecía y a su precedencia sobre todos sus antecesores. De la nube que los rodeaba habló Dios, diciendo: "¡Este es mi amado Hijo! ¡oídle a él!" ¡Cómo se habrá ampliado el concepto del Cristo para Pedro en ese momento!

Cada uno de nuestros preciados cultos de la Christian Science es histórico en su significado, eterno en, su efecto, infalible en su espiritualización de la consciencia humana, pues en verdad no adoramos "a una deidad distante", ni hablamos de "un amor desconocido", sino de Dios, a quien vamos comprendiendo cada vez mejor — de Dios, quien es el Amor. En cada culto de la Christian Science los Científicos Christianos pueden estar seguros de que recibirán la inspiración celestial que imparte el Amor, ya que es a través de los escritos inspirados que les está hablando el mismo Dios eterno, el "Santo de Israel".

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