Para el sentido humano, la justicia parece escasear y la misericordia faltar, pero la Christian Science revela que la justicia divina supera a las injusticias humanas y otorga a todos una recompensa compasiva e íntegra.
Quizá haya sido ésta la lección que Cristo Jesús enseñaba en la parábola de la hora undécima (Mateo 20:1-16), una de sus profundas alegorías tocantes al reino de los cielos y cómo habremos de alcanzarlo. El Maestro describe a un padre de familia que salió por la mañana a contratar trabajadores para su viña. Más tarde, a la hora tercera, a la sexta y a la nona contrató a otros, prometiendo a todos un salario justo. Finalmente, a la hora undécima contrató a otros, haciéndoles la misma promesa. Pero cuando llegó el momento de pagarles, todos recibieron la misma remuneración. Aquellos que habían trabajado por más tiempo comenzaron a murmurar, pero el padre de familia dijo: "¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío?"
Famosos comentaristas de la Biblia han interpretado esta parábola de distintas maneras: uno de ellos afirma que sirve para alentar a que sean diligentes aquellos que han ingresado tarde en su vida en el servicio de Dios; otros ven en ella una advertencia de que no hay que confiar demasiado en que estamos comenzando bien en nuestro progreso cristiano. Para el Científico Cristiano puede indicar el hecho reconfortante de que la consciencia de la realidad espiritual absoluta aguarda a cada uno de nosotros, cualesquiera que fuesen las ventajas o desventajas que se nos presentaren en el camino del progreso espiritual. Los problemas humanos que parecen ser el producto de las transmisiones hereditarias, la educación o el medio ambiente quizá hagan más o menos ardua la tarea de probar que Dios es todo y la perfección espiritual del hombre, revelados en la Christian Science, y esto puede parecer injusto; pero el Amor infinito abarca toda vida, y la penetrante influencia de su naturaleza justa y misericordiosa puede salvarnos completamente del sentido mortal de la vida.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!