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La justicia es inseparable de Dios

Del número de abril de 1951 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La humanidad generalmente considera la justicia como una virtud humana. En consecuencia cree que la justicia es inconsfante, efímera, y a veces sostiene que en realidad ella no existe. No es de extrañar entonces que la humanidad crea que se ve afligida, desatendida o abandonada. Aquellos que han hallado la Christian Science están agradecidos por la comprensión que les proporciona de la justicia como un atributo de Dios, la Verdad eterna, y por tanto como inseparable de El. Perciben que puesto que Dios es omnipresente, la justicia es un hecho siempre presente, y esta comprensión les capacita para demostrar en sus vidas que, por proceder de Dios — el bien — la justicia no es efímera sino que es tan estable como el Padre mismo.

Los puntos fundamentales de esta Ciencia son los siguientes: que Dios es el Amor universal, y que Su gobierno de Su propia creación, el hombre y el universo, es equitativo, exacto y perfecto. Estas verdades tienen autoridad bíblica pues en las Escrituras leemos (Deut. 32:4): "Perfecta es su obra; porque todos sus caminos son justicia; Dios de verdad y sin iniquidad, él es justo y recto." Dios, el Amor divino, es infaliblemente imparcial en Su dispensación del bien, y el hombre, Su idea o reflejo, es el objeto de Su munificencia. Cada idea se halla dotada por igual de los celestiales dones de la inocencia, el dominio, salud, integridad y perfección. Ninguna de ellas posee el bien en mayor o menor grado que la otra.

Puede que alguien que no conozca la Christian Science pregunte: "¿Cómo es posible sostener esto cuando algunos parecen ser víctimas de la deformidad, la enfermedad, la pobreza y la pesadumbre en tanto que otros gozan de buena salud, prosperidad y felicidad? Ciertamente no parece haber el menor vestigio de igualdad o justicia en esto." Por supuesto que no, nos asegura la Christian Science con toda compasión. Semejante discriminación denota el favoritismo y éste no proviene del Amor divino. A través de sus escritos, Mary Baker Eddy revela que el creador del hombre y del universo es la Vida que todo lo abarca, la Mente divina, fuera de la cual en realidad nada existe. Mrs. Eddy pone en descubierto que la existencia material, con sus estados contradictorios de placer y dolor, felicidad y pesadumbre, abundancia y carencia, no es la verdad del ser, sino el falso concepto de la vida, carente de base e irreal.

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