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Yo emprendí el estudio de la Christian Science...

Del número de abril de 1951 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Yo emprendí el estudio de la Christian Science cuando padecía de muy mala salud. En aquel entonces era miembro activo de una iglesia ortodoxa y estaba buscando a Dios, pero al mismo tiempo confiaba en la medicina. Finalmente me sometí a una operación para aliviar mis sufrimientos, pero me hallaba como la mujer de que se habla en la Biblia (Marcos 5:26) quien "había sufrido mucho por parte de muchos médicos, y había gastado todo su haber, y nada había aprovechado, sino antes le iba peor."

Al preguntarle a nuestro pastor por qué debía yo sufrir tanto, él me respondió: "Dios ama a los que sufren pacientemente y El le ha escogido a usted." Yo le contesté enérgicamente, diciéndole que yo no sufría con paciencia, y fué en ese momento que resolví buscar al Dios verdadero. Dónde y cómo, lo ignoraba. Leí nuestro libro de oraciones, sin hallar en él inspiración ni consuelo. También leí la Biblia, pero sin comprenderla. Renunciando todos los métodos materiales de curación, pensé que tendría que seguir sufriendo hasta que la muerte me pusiera en libertad.

Un día cuando había sufrido intensamente durante muchas horas, mi marido me dijo: "¿Por qué no probamos la Christian Science?" Esto no se me había ocurrido, pero a los pocos instantes me di cuenta de que esto era justamente lo que quería hacer. Nos comunicamos con un practicista, quien comenzó a trabajar por mí. La curación física no se llevó a cabo inmediatamente pues había muchas creencias erróneas que expulsar de mi pensamiento antes de que la verdad sanadora pudiera penetrar en él. Sin embargo no me sentí desalentada ya que a medida que leía la Biblia junto con el libro de texto, Ciencia y Salud, por Mrs. Eddy, la Biblia se iba iluminando para mí. Al fín había encontrado la clave de las Escrituras. Ahora gozaba mucho al estudiar la Biblia; amaba este hermoso libro y sus promesas eran para mí. Las enseñanzas de Cristo Jesús me reconfortaban; había hallado a Dios y mi curación se llevó a cabo gradualmente.

En el curso de los años he experimentado muchas curaciones. También he sido guiada, dirigida y protegida. Después de la operación mencionada me quedaron unas adherencias que me causaban intenso sufrimiento. Los médicos me habían aconsejado que me sometiera a una nueva operación si es que deseaba obtener alivio. Me veía obligada a caminar encorvada para aliviar la tensión. Gracias al estudio y la aplicación de la verdad, este mal desapareció completamente y experimenté una maravillosa sensación de soltura y liberación.

También me curé de un defecto de la vista, pudiendo deshacerme de los lentes que había tenido que usar desde la infancia. Antiguamente cada año se me acumulaba cera en los oídos, que los médicos tenían que extraer, pero al estudiar la Lección Bíblica titulada "La materia" señalada en el Trimestral de la Christian Science, esta condición fué eliminada. La curación ha sido permanente. Un crecimiento que tenía sobre el párpado se secó y se desprendió durante una conferencia de la Christian Science, en la cual la nada de la materia fué claramente expuesta. Una rótula dislocada volvió a su lugar cuando me aferré firmemente a la verdad, tal como se establece en la página 231 de Ciencia y Salud: "Lo que Dios no puede hacer, no necesita intentarlo el hombre." La tentación de acudir a un médico para que me la encajara desapareció por completo, estando yo segura de que sólo Dios me curaría. En seguida la rótula volvió a su lugar y me hallé libre. No hubo dolor ni rigidez en la rodilla, la cual jamás me ha vuelto a molestar.

Dos veces en el curso de un año pude sobreponerme a un ataque de neumonia. La primera vez fuí sanada en dos semanas, y la segunda el poder de la Verdad fué demostrado en un día. Un absceso a un oído fué rápidamente curado. También han sido destruídas enfermedades funcionales y orgánicas. Todas estas experiencias me han dado la seguridad de que para Dios nada es imposible. Ahora puedo percibir claramente que las curaciones se llevan a cabo cuando nuestro pensamiento se halla unido a Dios, cuando nos volvemos hacia El sin reservas y de todo corazón. Entonces hallamos que no solamente nos vemos libres del mal físico, sino que hemos adquirido una mejor comprensión de Dios, lo que es mucho más importante.

Estoy profundamente agradecida por todas las actividades del movimiento de la Christian Science; por el privilegio de haber recibido instrucción en una clase autorizada de la Christian Science; por las obras de Mrs. Eddy y los periódicos; por ser miembro de La Iglesia Madre y de una iglesia filial; por la oportunidad de asistir a La Iglesia Madre y sus Asambleas Ánuales y por dos estadías en el Sanatorio de la Asociación Benévola de Chestnut Hill. El amor y la bondad que allí se expresan fueron de gran inspiración para mí. Mi agradecimiento también se extiende a los practicistas y amigos que me han ayudado tanto. Mi gran deseo es comprender mejor las enseñanzas de la Christian Science y así convertirme en una discípula más aplicada y de mayor utilidad a Dios y a toda la humanidad.—

Con sincera gratitud por todas las bendiciones recibidas, deseo confirmar el testimonio ofrecido por mi esposa.

En la época en que recurrimos a la Christian Science ella se hallaba muy débil, viéndose obligada a guardar cama. Una mañana cuando salí a trabajar tuve que dejarla en estas tristes condiciones, pero cuando volví a casa por la tarde la encontré vestida y preparando la cena. Era muy evidente que ella había experimentado un gran cambio mental. Su estado de desesperación y resignación había desaparecido, y mientras me hacía el relato de su conversación con la practicista percibí que ahora la confianza y la seguridad llenaban su pensamiento. Yo me había dirigido a una sala de lectura de la Christian Science en procura de un ejemplar de Ciencia y Salud, y esa noche mientras leía el capítulo sobre la Oración, me di cuenta de que mi pensamiento había sido iluminado. Los beneficios prácticos que me ha aportado esta elevación del pensamiento han sido numerosos y nos han proporcionado mucha alegría.

Gracias a mi comprensión de la Christian Science, yo fuí el único de más de cuarenta empleados que durante una epidemia de gripe hace de esto unos años no perdí ni una sola hora de trabajo.

En una ocasión desperté como a las dos de la mañana atacado por escalofríos y temblores en todo el cuerpo. Me puse a trabajar mentalmente y a orar para poder refutar este error, pero seguí empeorando. No sentí miedo, sin embargo parecía que iba perdiendo el conocimiento, cuando de repente me pareció oír estas palabras, como si alguien me las estuviera diciendo: "Has llegado al fin; ahora sólo el poder de Dios puede salvarte." Tan violento era el temblor que me embargaba que despertó a mi esposa, quien en seguida llamó a un practicista. El temblor abatió y a las tres o cuatro horas los escalofríos habían cesado. Estaba tan exhausto que al poco rato quedé dormido. Desperté varias horas después sintiéndome completamente bien. El resto del día lo pasé estudiando y descansando, y a la mañana siguiente fuí a mi trabajo como de costumbre. No huno período de convalescencia.

He experimentado otras curaciones físicas que obligan mi sincero reconocimiento pero ellas no han sido las únicas bendiciones recibidas. Merced al estudio y la práctica de la Christian Science, obtuve una posición donde tengo más oportunidades para servir y para progresar; mediante unos trámites muy armoniosos, logramos vender nuestra casa y comprar una nueva, y además hemos sido protegidos y guiados en muchos otros sentidos. Por sobre todos estos beneficios materiales está la más grande de todas las bendiciones, a saber, la comprensión de que Dios es nuestro amado Padre-Madre siempre presente, y cuyo tierno cuidado se halla siempre a mano. Con toda humildad doy gracias por ser miembro de La Iglesia Madre y de una iglesia filial, por haber recibido instrucción en una clase autorizada de la Christian Science y por la oportunidad y el privilegio de servir en cierto modo en las actividades de nuestra iglesia.—

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