La naturaleza fundamental de las lecciones dominicales
Al fundar el movimiento de la Christain Science, nuestra Guía, Mary Baker Eddy, no dejó nada por hacer. Su plan inspirado por Dios incluyó provisiones especiales para la niñez.
El Manual de La Iglesia Madre no exige que se enseñe a los niños la historia bíblica en orden cronológico, pero sí requiere que se les enseñen las Escrituras. Dice también que "la instrucción dada por los maestros no debe desviarse de la absoluta Christian Science contenida en su libro de texto (Art. XX, Sec. 3)." Como es sabido, las primeras lecciones consisten de los Diez Mandamientos, el Padrenuestro con su interpretación espiritual dada en "Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras" por Mrs. Eddy, y las Beatitudes. Las verdades de estas lecciones son fundamentales. Constituyen la base de todas las enseñanzas de la Christian Science. De modo que lo que los alumnos aprenden en las lecciones subsiguientes no es más que un desenvolvimiento progresivo de las primeras lecciones.
Estas lecciones enriquencen los pensamientos de los alumnos mediante una comprensión más amplia de las bendiciones que trae consigo la obediencia a la ley divina. Para adquirir una base capaz de resistir las tormentas y aludes del magnetismo animal, el pensamiento del niño deberá arraigar y cimentarse en el Decálogo y las Beatitudes.
Las Escrituras abundan en relatos que sirven para enseñar gráficamente los Mandamientos y las Beatitudes. Por ejemplo, el trágico episodio de la rebelión de Absalom al que se refirió una lección reciente. ¿No creeis que los alumnos mayores apreciarían el décimo mandamiento si el maestro o la maestra les hiciera una pregunta como esta: ¿Cuál era el error predominante en el pensamiento de Absalom que causó su caída? Sin duda los discípulos responderán prontamente: La codicia. Absalom codiciaba el trono de su padre y quiso apoderarse de él. ¡Qué contraste tan grande entre la derrota ignominiosa de Absalom y la experiencia de Josué mencionada en la lección anterior, a quien el valor moral y la estricta obediencia a los Mandamientos le grangearon un éxito notable! Aquí se podrían hacer nuevas preguntas a los discípulos para mantener su interés e inculcarles una impresión más profunda. Por ejemplo: ¿Habría podido ser diferente la vida de Absalom si éste hubiera aprendido con el transcurso del tiempo a reguardarse contra la codicia, esa propensión tan asoladora? Sin duda que al alumno ya se le habrá enseñado el décimo mandamiento anteriormente. En la clase primaria habrá aprendido que condiciar algún juguete de su pequeño prójimo trae consigo la desdicha. Más tarde habrá reconocido que en la escuela primaria es un desatino envidiar el primer lugar que otro ocupe en la clase. Ahora percibe cuán importante es vigilar su pensamiento cuando se asigna a otro alumno, que él juzga menos hábil, el papel principal en alguna comedia presentada por su clase, o cuando sus colegas reciben honores que no parecen haber merecido. Para esto podrá también refugiarse en el primer mandamiento. Reconociendo un solo Creador y una sola creación verdadera, fortifica su actitud, sabiendo que el hombre, la expresión del Alma, es incapaz de codiciar y que está más bien siempre consciente del bien ilimitado que Dios da a todos Sus hijos. Así aprende a regocijarse del éxito de su prójimo.
Es importante que los ninos comprendan el mesiazgo de Cristo Jesús, el representante terrenal del Cristo en su primera aparición. Deben también comprender que la Christian Science es el Consolador prometido por el Mesías — en otras palabras, la segunda venida del Cristo, la Verdad — y que Dios escogió a Mrs. Eddy para que la proclamase. Un concepto correcto de Cristo Jesús y de Mary Baker Eddy revela que la Christian Science lleva el sello de la Divinidad, y cimienta al alumno sobre la base sólida de la cual Cristo Jesús dijo (Mateo 16:18): "Sobre esta roca edificaré mi Iglesia."
La labor de nuestra escuela dominical
de Decatur, Georgia
Leemos en el Apocalipsis (3:8): "He aquí, he puesto delante de tí una puerta abierta, la cual nadie podrá cerrar." La escuela dominical puede considerarse como una puerta abierta que ofrece a la humanidad la verdad sanadora absoluta de la Christian Science ejemplificada en la vida cotidiana, tal como lo enseña nuestra escuela dominical. Esta espiritualización del pensamiento se está dejando sentir en toda comunidad.
Como la iglesia y la escuela dominical son inseparables y tienen el mismo objeto, muchos miembros desean tomar parte en ambas. Nuestra iglesia envió a sus miembros una circular dándoles cuenta del rápido crecimiento de la escuela dominical y de lo que necesitaba. Se hacía hincapié en la importancia de dedicarle trabajo metafísico diariamente. Se recomendaba a los padres que animaran a sus niños a que estudiaran las lecciones que les encomendaba la escuela, dominical, ayudándoles a que aprendieran de memoria lo que se requería. También se solicitaba su cooperación para que recomendaran a sus niños llevaran visitadores a la escuela dominical y que invitaran especialmente a concurrir a nuestros servicios y conferencias a aquellos padres que no asistieran a la iglesia con regularidad. De este modo toda la congregación ha participado en los frutos de este trabajo.
Los alumnos están cosechando opimos frutos. Uno contó cómo había utilizado la Christian Science, declarando la omnipresencia de Dios, cuando se vió en peligro de que naufragara el pequeño bote en que navegaba. El y todos los tripulantes se salvaron. Un pequeñuelo vino a la escuela dominical con un ojo inflamado. Visto lo cual, la maestra suplicó a la clase racitara en coro "la declaración científica del ser" que Mrs. Eddy da en "Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras" (pág. 468), y antes de que terminaran, desapareció la inflamación por completo.
Un diccionario define la disciplina como "entrenamiento ... que corrige, amolda, fortalece o perfecciona." Por lo que atañe a nuestra escuela, el problema de la disciplina no ha sido tan arduo. Cuando cada maestra ha procurado cerciorarse del concepto verdadero de lo que son los niños, tan bellamente dilucidado por nuestra Guía en "Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras" (pág. 582), refutando al mismo tiempo el concepto falso que también se dilucida, el problema se ha resuelto, trátese de desobediencia, apatía, egoísmo o modales adulterados. Los maestros han hallado que disciplinándose a sí mismos, han beneficiado a sus respectivas clases, haciendo innecesaria otra disciplina. Su trabajo metafísico concienzudamente desempeñado y su propia preparación los han capacitado para aportar a sus clases la confianza, la calma y la atención necesarias.
Los dignatarios, maestros, padres y nuestra Escuela Dominical
de Omaha, Nebraska
De todas las gozosas actividades de una iglesia de la Christian Science, ninguna ofrece más oportunidades de crecimiento espiritual que la Escuela Dominical.
En el Manual de la Iglesia, la sección 2 del Artículo XX dice en parte: "Serán instruídos de acuerdo con su comprensión y capacidad para entender el significado más sencillo del Principio divino que se les enseña." En todo lo que escribió, Mrs. Eddy se dejó guiar por Dios en cuanto a las palabras que empleaba. Aquí ella emplea la frase "el significado más sencillo." Repetir a los pequeñuelos profundos enunciados metafísicos no sería enseñarles los significados más sencillos. Nadie puede decir a otro cómo enseñar. Eso brota de uno mismo. Recuerdo que cuando comencé a enseñar en la Escuela Dominical topé con un pasaje bíblico que no podía entender. Al estudiar la lección durante la semana traté de comprenderlo, pero todo fué en vano. Como mi profesor de la Christian Science también enseñaba en esa Escuela Dominical, decidí preguntarle al respecto. Al llegar a la iglesia supe que él no asistiría ese día. Tenía otra buena amiga que también era maestra de la Christian Science, de modo que me dispuse a preguntarle a ella, pero tampoco la encontré. Entonces decidíacudir a Dios. Pocos momentos después recibí la respuesta. No podría haber sido más clara si alguien se me hubiera acercado y me la hubiera susurrado al oído.
Esto me demostró que es Dios quien enseña, siendo el único maestro; que nosotros no somos ante El ni maestros ni alumnos sino ideas de Dios, y que: "Todos sus hijos serán enseñados por Jehová." (Isa. 54:13.)
Entre nuestras primeras lecciones académicas, aprendemos la adición, la substracción y la multiplicación en sus formas más simples. ¿Abandonamos acaso estas simples lecciones después? Aun si llegásemos a dominar las altas matemáticas, todavía tendríamos que saber que uno más uno suman dos. De igual manera en nuestro estudio de la Christian Science no sería enseñar según el Manual si descuidásemos las primeras lecciones. El primer mandamiento es la base de la Christian Science, y los alumnos de nuestras escuelas dominicales deben estar bien familiarizados con él, aprediendo además a utilizarlo habitualmente al punto de que fundamente todo su pensar, como la tabla de multiplicar u otra lección primaria a quien resuelva ser matemático. Y esto mismo es aplicable al Decálogo, las Beatitudes y el Padrenuestro.
Mrs. Eddy prescribe en la página 62 de Ciencia y Salud: "Toda la educación de los niños debiera ser tal que forme hábitos de obediencia a la ley moral y espiritual; así que el niño pueda hacer frente y vencer la creencia en la llamada ley física, una creencia que procrea las enfermedades." Y continúa más adelante: "Se les debiera permitir a los niños que sigan siendo niños en sus conocimientos, llegando a ser hombres y mujeres sólo por el progreso en el entendimiento de la naturaleza superior del hombre."
Actividad cooperativa en la iglesia
de Oak Park, Illinois
¿Desea ayudar al crecimiento de su iglesia? Entonces fomente ese fértil manantial de nuevos miembros que es la Escuela Dominical. Cuando se le atiende con solicitud, proporciona miembros bien preparados, jóvenes y entusiastas que sabrán desempeñar bien sus cargos, contándose entre sus practicistas, conferenciantes y maestros.
Como miembros, podemos contribuir a integrar un cuerpo de hábiles maestros alistándonos para enseñar, desarrollando nuestras facultades docentes, adquiriendo un conocimiento utilizable de la Biblia, de sus personajes destacados, y de nuestro libro de texto, "Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras", por Mary Baker Eddy. También es esencial familiarizarnos con la vida de Mrs. Eddy a fin de interpretar adecuadamente la importancia de la misión que Dios le inspiró.
El alumno de la Escuela Dominical aprende a curarse a sí mismo y a otros. En su calidad de padre, ¿deja usted cuerdamente a que utilice él su propia comprensión espiritual para resolver sus problemas, o se los resuelve? ¿Qué niño puede adelantar en sus estudios si sus padres desempeñan siempre en el hogar la tarea escolar que se le encomienda a él? El niño que aprende a demostrar de por sí que la ley de Dios cura, rara vez se aleja apáticamente de la Christian Science. Esa cooperación de parte de los padres es muy valiosa a este respecto, y a ella se debe que muchos pequeñuelos hayan aprendido a valerse confiadamente de sus propios esfuerzos.
Unas iglesias han tenido reuniones especiales en pro de la Escuela Dominical. Por regla general, el superintendente y otros encargados de la escuela han disertado llamando la atención a la responsabilidad que pesa sobre los miembros respecto a la Escuela Dominical, lo que ésta necesita y su importancia para la juventud, para nuestra Causa y para toda la humanidad. Puede concederse la palabra a la concurrencia para que ofrezcan observaciones o hagan preguntas antes de la clausura. Todo ésto ha dado excelentes resultados.
Además de todas estas pertinentes medidas de orden humanamente práctico, tiene la congregación — miembros, padres, maestros y dirigentes por igual — la responsabilidad de ser Científicos Cristianos, ejemplos vivientes del poder curativo y regenerador del Amor, exponentes de la hermosura del Alma.
El trabajo en la Escuela Dominical
de Londres, Inglaterra
En la página 261 de "The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany," escribe Mary Baker Eddy: "No podemos resguardar y guiar bien con demasía el tierno pensamiento que germina en la niñez." A esta faena profundamente importante se dedica la Escuela Dominical de la Christian Science.
Los maestros de esta escuela saben que su éxito no depende únicamente de explicar la letra de la Verdad con claridad, lógica y convincentemente. Aunque ésto es de suma importancia, lo que más urge es impartir la cálida inspiración que esclarece esa letra cuando se comprende espiritualmente; es el gozo, la belleza, el poder y la presencia infinitos que se palpan cuando se utiliza la naturaleza de Cristo en la experiencia humana. Infundir en los alumnos la consciencia individual del poder divino, despertarlos al reconocimiento de la ley divina que sostiene y protege capacitándolos para que aprovechen las bendiciones infinitas que son la herencia del hombre — esto es, sin duda, el resguardar y guiar a que se refiere nuestra Guía.
"La elucidación de la Christian Science estriba en su sentido espiritual, y sus discípulos tienen que obtener este sentido para comprender el significado de esta Ciencia," dice Mrs. Eddy en la página 349 del libro de texto. Cuán esencial es discernir que, aunque toda necesidad humana debe entenderse y tratarse de manera que conforte y convenza a los concernidos, lo único real es el Principio y su idea, y todo problema puede resolverse cuando se entiende que la Mente es única y lo es todo.
A cierta practicista se le encomendó enseñara en la Escuela Dominical, cosa que hasta entonces había evadido porque sabía muy poco respecto a niños de tierna edad. Pero en esta ocasión se sintió impelida a aceptar el cargo. Preparó su primera lección teniendo presente que su enseñanza tenía que ser tan sencilla como fuera posible, dado que lo que fuera inteligible para el adulto talvez no lo fuera para el niño de pocos años. Para su desconcierto, los niños se mostraban inatentos. Tal parecía que no lograba hacer que le entendieran. Era evidente que había que simplificar todavía más su enseñanza, pero el domingo siguiente no tuvo más éxito que el anterior. Sometiendo entonces su caso a Dios sin reserva alguna, se dió cuenta casi inmediatamente de que no había dejado que la Mente se desenvolviera o manifestara de por sí, guiándola a ella al prepararse para la clase, había tratado de adaptar y limitar su propia comprensión de la Verdad al concepto mortal del niño.
En seguida consultó el Glosario de Ciencia y Salud, meditando en la definición que de niños o hijos da allí Mrs. Eddy (pág. 582): "Los pensamientos espirituales y representantes de la Vida, la Verdad y el Amor." Se percató de que, como practicista, no se fijaba en sus pacientes como sendos mortales adultos o niños, sino que veía en cada uno de ellos la idea de Dios, expresando inteligencia infinita. Y eso mismo le correspondía hacer en su actuación en la Escuela Dominical.
El domingo siguiente la maestra fué a su clase tranquilamente confiada. Había preparado la lección en devota comunión con Dios pero sin planear ningún método. El resultado fué que desde un principio se captó la atención de los pequeñuelos, que se mantuvo sin decaer, y le impresionó mucho la prontitud con que comprendían los puntos metafísicos que ella creyera ininteligibles para los parvulitos.
Entre los alumnos más adelantados se presentan muchos temas de que discutir — políticos, raciales, nacionales e internacionales. Eso da muchas oportunidades para llamar la atención a la gran importancia del papel que desempeña La Iglesia Madre en la educación de la humanidad para que comprenda en qué consiste la ciudadanía verdadera. Hay que recordar a los alumnos constantemente los medios que les ofrecen el estudio y la aplicación cuidadosos de las Lecciones Bíblicas para que aprendan a sobreponerse a la tiranía, la coerción y la esclavitud que trae consigo la creencia en muchas mentes.
Una niña de cuatro años, a la que se le había enseñado cómo tratar los pensamientos erróneos que se le presentaran, bajó a desayunarse cierta mañana con un catarro muy fuerte. Un miembro de la familia que no era Científico Cristiano le preguntó cómo estaba. A lo cual ella respondió sin titubear: "Según tu piensas, tengo un fuerte catarro, pero según yo pienso, estoy muy bien, gracias." El catarro desapareció en el acto.
Los siguientes renglones que Mrs. Eddy escribió a un Primer Lector ciertamente que son aplicables por igual al maestro de la Escuela Dominical. Pueden servir de faro constante, y fortalecerlo, en su labor por nuestra amada Causa: "¿Acudís a vuestra pequeña grey tan llenos del sustento divino que podais echar vuestro pan sobre las aguas? Entonces estad seguros de que lo hallareis después de muchos o de pocos días. Lo poco que yo he realizado, lo he logrado mediante el amor — una ternura abnegada, paciente, inquebrantable." (The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, p. 247.)
[En el Christian Science Sentinel de julio 29 de 1950 aparece un resumen de estas reuniones.]