Al dar testimonio de los hechos de Jesús dijo San Juan (Juan 21:25): “Si se escribieran uno por uno, supongo que ni aun en el mundo podrían caber los libros que se habrían de escribir.” Yo también siento, cuando trato de expresar mi gratitud por las bendiciones infinitas de que he sido objeto mediante la revelación del Cristo, la Verdad, que los medios humanos son inadecuados para comunicar las ideas dignas de la bondad del Amor divino.
La Christian Science me advino en una época de mi vida en la que era muy grande mi necesidad cuando servía en el Ejército. El trabajo de oficina que se me había asignado era muy pesado requiriendo largas horas sin que fueran fijas. Durante ese período mi oído se volvió defectuoso al grado de no poder oír a veces la conversación de mis compañeros de trabajo, teniendo que depender en gran parte del movimiento de sus labios para saber lo que decían. Además, me sobrevino una grave afección ocular que requirió tratamiento médico. Al mismo tiempo una alergia o aversión cutánea a los géneros de lana que siempre había sentido al usarlos, se volvió muy incómoda.
Consulté a los doctores del Ejército, que me prescribieron anteojos y tratamiento de mis ojos, declarando que se me habían roto los tímpanos y que eso no tenía remedio, y viendo que sus tratamientos no curaban mi alergia, recomendaron me trasladaran a un hospital a cargo de especialistas en enfermedades cutáneas.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!