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Mi primera vislumbre de las enseñanzas de...

Del número de octubre de 1952 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Mi primera vislumbre de las enseñanzas de la Christian ScienceNombre que Mary Baker Eddy dió a su descubrimiento (pronunciado Crischan Sáiens). La traducción literal de estas dos palabras es “Ciencia Cristiana”. la tuve en mi país natal, Finlandia. Fué en la casa de uno de los grandes filántropos y promotores del servicio social en la que tuve el privilegio de pasar parte de mi juventud. Este hombre prominente me citaba pasajes de “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” por Mary Baker Eddy, pero mi conocimiento del idioma inglés no era entonces suficiente para proseguir yo misma el estudio de esa Ciencia.

Varios años más tarde, cuando ya residía en los Estados Unidos y después de pasar por ciertos desengaños amargos adunados a la mucha lástima que sentía de mí misma, sufrí una postración nerviosa. Probé diversos tratamientos terapéuticos, dietas y medicinas, pero sin resultado alguno. Entonces volvieron a llamar mi atención a la Christian Science. Consagrándome de todo corazón al estudio de la Biblia y de los escritos de Mrs. Eddy con la ayuda de un practicista, me libré de muchos temores y de la enfermedad en todas sus fases dolorosas.

Otra de mis primeras curaciones fué la de sordera parcial. Cuando tenía quince años, mi oído derecho se tapó repentinamente y comenzó a dolerme. Mi familia, que no sabía nada de la Christian Science, me llevó a ver a un especialista afamado. Me dió tratamientos por algún tiempo y luego recomendó una operación de la apófisis mastoides, pero yo le supliqué dejara eso para más tarde y me siguiera tratando, a lo cual accedió. A veces era fuerte el dolor y salía cerilla libremente. La asistencia médica continuó con más o menos constancia por varios años y con distintos especialistas, conviniendo todos ellos en que ya nunca oiría yo por ese oído.

Aunque ya había logrado mi admirable curación de la postración nerviosa después de llegar a los Estados Unidos, no se me había ocurrido aplicar tratamiento de la Ciencia a mi oído. Pero un miércoles, en una reunión de testimonios, escuché el de una señora que relató cómo sanó de la vista, y me vino la idea de utilizar verdades semejantes para mi oído. Comencé a aferrarme constantemente a la definición de “oídos” que aparece en la página 585 de Ciencia y Salud. Mientras me aferraba y me gloriaba en tal verdad, me complací y agradecí todas las curaciones que han experimentado los otros en la Christian Science, y súbitamente me dí cuenta de que podía oír perfectamente con ambos oídos. La curación fué completa y ha sido permanente.

He sido objeto de muchas otras curaciones desde entonces, como la de estreñimiento crónico y acné, y ciertos defectos de carácter que han venido desapareciendo. Una curación más reciente que mucho agradezco es la de creer que los pueblos están divididos por barreras nacionales, pues así me libré de muchas creencias hereditarias. Ya había aceptado desde hacía algún tiempo que las enfermedades hereditarias no eran nada, pero no había pensado en las muchas dificultades con que nos abrumamos cuando creemos en nacionalismos.

En estos últimos años perdía yo la voz periódicamente, y aunque trataba vehementemente de elevar mis pensamientos y aceptaba la ayuda metafísica amorosa de mi esposo, esa dificultad no disminuía. La última vez que la sugestión de laringitis trató de imponérseme, mi esposo sugirió que tratáramos la creencia del nacionalismo. Este problema físico siempre parecía coincidir con una celebración patriótica entre coterráneos nuestros en cuyo programa iba yo a tomar parte. Puesto que ya había adquirido yo desde que salí de Europa un estado de consciencia e idealismo diferentes, protestaba para mis adentros contra eso de tener que dedicar mi tiempo a la preparación de tal programa, aunque seguía considerando deber mío ayudar en las actividades de mis ex-paisanos.

Cuando reconocimos la conexión entre la laringitis y mi concepto de nacionalidad, tratamos esta creencia mediante la comprensión de que el hombre real es de la Mente divina y que todos los pueblos son realmente hijos del mismo Dios. Escribe Mrs. Eddy en Ciencia y Salud (pág. 340): “Un Dios infinito, el bien, unifica a los hombres y a las naciones; constituye la hermandad de los hombres;” y también (pág. 227): “Ciudadanos del mundo, ¡aceptad la ‘gloriosa libertad de los hijos de Dios’ y sed libres!” Y en Malaquías (2:10) leemos: “¿No tenemos todos un mismo padre? ¿no nos ha creado un mismo Dios?” Con esta comprensión, participar en diversas actividades ha sido un gozo para mí.

Luego percibimos mi esposo y yo que las múltiples características nacionales que se suponía manifestábamos eran de la mente mortal, no de la Verdad ni de la Mente divina. Cuando entendí ésto más completamente, sané permanentemente de la laringitis.

El verso que sigue, tomado de Miscellaneous Writings (Escritos Diversos, pág. vii) por Mrs. Eddy, también nos enseñó que nuestro deber es para con la humanidad, y su alcance ilimitado nos ha hecho comprender un amor más impersonal:

“Del Espíritu surgió mi mundo
en sempiterno día ;
del cual más me gloría,
por el cual mi adeudo es más fecundo.”

Mi gratitud hacia nuestra Guía, Mrs. Eddy, crece diariamente. Después de la bendición de haber encontrado la Christian Science, lo que agradezco más es ser miembro de La Iglesia Madre y el privilegio de haber recibido instrucción facultativa. Estas bendiciones han traído a mi vida estabilidad verdadera y le han dado un incentivo espiritual.—

Sírvanse dar cabida a mi comprobación del testimonio de mi esposa. Y por lo que atañe a mí mismo, deseo manifestar que aunque agradezco hondamente las muchas curaciones físicas que he experimentado mediante la Christian Science, como las instantáneas de zoster y de fumar tabaco, mi gozo constante es por la comprensión de la Biblia que me ha impartido nuestra Guía y por la percepción de que “No puedo yo de mí mismo hacer nada” (Juan 5:30). Las verdades de esta Ciencia me han librado del error de aceptar falsas responsabilidades y han provisto abundantemente lo que necesito diariamente. Los Artículos de Fe de la Christian Science que nos ha dado Mrs. Eddy (Ciencia y Salud, pág. 497) de veras que han venido a ser un nuevo pacto para mí o conmigo, y muchas veces me he curado estudiando estos renglones tan llenos de amor y de promesa.

El privilegio y gozo de las actividades que la iglesia filial a que pertenezco me ha confiado me han bendecido grandemente con mi desarrollo espiritual y con una curación, y también librándome completamente de un complejo de inferioridad (empacho que apoca) que me hacía sufrir mucho. Asimismo he adquirido mayor habilidad para cooperar con mis compañeros de trabajo aprendiendo a ver, como enseña nuestra Guía, que Dios es perfecto y perfecto es el hombre creado por El. Yo considero que pertenecer a La Iglesia Madre y haber recibido instrucción facultativa de la Christian Science son los mayores logros de mi vida.—

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