Muchos han hallado consuelo y se han elevado por sobre las zozobras gracias a la promesa escritural (Isaías 26:3): “Tú le guardarás en completa paz, cuyo pensamiento en tí persevera; porque en tí se ha confiado.”
A fin de que nuestro pensamiento persevere en Dios hay que comprender Su naturaleza divina. No es de esperarse que confiemos en lo que no entendamos. La Christian Science explica la naturaleza de Dios. Nos muestra que Dios es la Vida, que es Espíritu, Alma, Mente, Verdad, Amor, la única causa y el único poder; en consecuencia, toda realidad es espiritual y buena, no material ni mala.
Una comprensión correcta de Dios se traduce en mejor salud y conducta moral. El estudiante consecuente de la Christian Science encuentra que mejoran todos sus asuntos. A medida que progresa, se fija cada vez menos en la materia y el mal y así puede comprender mejor el poder y la presencia de Dios. Cuando el Espíritu se le vuelve substancia, comprende la irrealidad de la materia. Reconoce que la existencia es divina y espiritualmente mental, porque Dios es la Mente única. Su comprensión de que la materia es irreal e impotente, porque Dios es Todo, puede aplicarse a la vida diaria con resultados que curan.
Limpiaba el patio de su casa cierto estudiante de la Christian Science cuando, al quitar la basura, tropezó con un clavo enmohecido que le atravesó completamente el zapato y se le hundió en el pie. Con él estaba su pequeña hija que asistía a la Escuela Dominical de la Christian Science. Cuando ella vió lo que pasaba exclamó al instante: “¡Papá, mira a Dios, no al clavo!”
Juntos afirmaron declaraciones de la verdad y repitieron “la declaración científica del ser” según el libro de texto de la Christian Science, “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” por Mary Baker Eddy, que dice en parte (pág. 468): “No hay vida, verdad, inteligencia ni substancia en la materia. Todo es la Mente infinita y su manifestación infinita, porque Dios es Todo-en-todo.” Mediante su comprensión de la verdad espiritual, la herida sanó pronto.
La Biblia insta (Isaías 45:22): “Mirad a mí, y sed salvos.” Si cuando nos hallamos frente alguna dificultad nos acordamos de “mirar a Dios” en vez de fijarnos en el problema, también nosotros encontraremos que nuestros problemas se resuelven pronto. Aconseja Mrs. Eddy en Ciencia y Salud (pág. 261): “Tornad vuestra mirada del cuerpo hacia la Verdad y el Amor, el Principio de toda felicidad, armonía e inmortalidad.”
Eso era lo que hacía Cristo Jesús. Nunca discutía sobre los síntomas de los que curaba: Cambiaba el objeto de sus pensamientos del cuerpo material a Dios, Espíritu. Dijo (Juan 6:63): “Es el espíritu el que da vida, la carne de nada aprovecha: las palabras que yo os he hablado espíritu y vida son.”
Fijando nuestra vista en la verdad del ser espiritual, el todo que el Espíritu constituye, el hecho de la única Vida perfecta que es Dios, encontramos salud y felicidad. Cuando rechazamos la creencia de que el hombre es material y que depende de la materia para su vida y bienestar, y aceptamos el hecho divino de que en realidad el hombre es espiritual, la expresión de la Vida, el reflejo de Dios como lo demuestra la Christian Science, hallamos que nuestro ser es armonía.
