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Hace muchos años que un amigo me ofreció...

Del número de octubre de 1952 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hace muchos años que un amigo me ofreció bondadosamente la Christian Science cuando yo sufría de severos trastornos estomacales e intestinales y me hallaba muy preocupado por el estado de mi salud. Al principio, incapaz de comprender que “para los hombres esto es imposible, mas para Dios todas las cosas son posibles,” me rehusé a considerarla para nada y me mofé de las muchas cosas buenas que decían de su poder para curar y regenerar.

Finalmente, cuando mi condición física se volvió alarmante y los médicos no podían ofrecerme más que el uso continuo de medicinas y drogas para el resto de mi vida, comencé a leer un ejemplar de “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” por Mary Baker Eddy. Varios días después de haber empezado a leerlo me di cuenta repentinamente de que los trastornos desaparecían gradualmente. Ya no fueron necesarias las diversas drogas y medicinas que venía empleando, y en breve tiempo quedé completamente libre de toda enfermedad. Cesó el continuo medicinarme y los temores que causan esos males, y me percaté de que otra vez gozaba de una existencia normal y saludable. Durante ese período sané también de los vicios de fumar y de tomar que habían sido habituales por muchos años. Cuán verdaderamente aplicables son a mi caso las palabras que por inspiración escribió Mrs. Eddy en la página 166 de Ciencia y Salud: “Al no poder recobrar la salud con la observancia de los preceptos de la fisiología e higiene, el enfermo desesperado a menudo las abandona, y en su apuro, y sólo como en último recurso, acude a Dios.”

Desde entonces he experimentado otras curaciones — físicas, morales y de finanzas — con frecuencia mediante mi propio tratamiento y estudio de la Biblia y las obras de Mrs. Eddy, y otras veces con la ayuda y el apoyo bondadosos de los practicistas de la Christian Science, cuya fiel labor metafísica me ha ayudado a vencer la carencia, el temor y la aflicción.

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