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Tantas y tan grandes han sido mis bendiciones...

Del número de abril de 1952 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Tantas y tan grandes han sido mis bendiciones desde que empecé a estudiar la Christian ScienceNombre que Mary Baker Eddy dió a su descubrimiento (pronunciado Crischan Sáiens). La traducción literal de estas dos palabras es “Ciencia Cristiana”. que a pura ingratitud tendría yo abstenerme más de escribir este testimonio.

A temprana edad ya había quedado insatisfecho con las enseñanzas del Cristianismo popularmente aceptado u ortodoxo, por lo cual no iba a ninguna iglesia hasta que un domingo concurrí a un servicio de la Christian Science, no en busca de esclarecimiento religioso, sino sólo por oir cantar al solista. Tanto me impresionó el ambiente de amor y bienestar que decidí concurrir con regularidad. A su debido tiempo compré un ejemplar de “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras“ por Mary Baker Eddy y comencé a estudiar las Lecciones-Sermones del Cuaderno Trimestral de la Christian Science y asistí a las reuniones de testimonios vespertinas de los miércoles.

Antes de iniciarme en la Christan Science yo padecía fuertes dolores de cabeza y debilidad estomacal, teniendo que abstenerme de ciertos alimentos alimentos so pena de caer muy enfermo. Ambas afecciones cedieron cuando empecé a comprender mi naturaleza verdadera como hijo de Dios.

Poco tiempo después de entrar en servicio militar sin darme cuenta de la importancia de protegerme metafísicamente, contraje una meningitis epidémica en un campamento distante muchos kilómetros de mi hogar. Mientras deliraba, enviaron a decir a mi familia que no esperaban sobreviviera a la noche. Inmediatamente comenzó a tratarme un practicista de la Christian Science, y en unas cuantas horas fuí declarado fuera de peligro.

Poco después me juzgaron listo para servicio de ultramar. Durante los cuarenta y dos días que navegamos rumbo a la India yo no me marée aunque anteriormente era muy propenso a marearme. A mi regreso experimenté la misma protección no obstante haber capeado nuestro buque una fuerte tempestad que duró tres días al atravesar el Atlántico. Casi solo cubierta, sentía yo una profunda sensación de estar libre mientras observaba las olas quebrándose contra la proa.

Durante casi dos años y medio de servicio en ultramar, me sentí exento de toda impresión de estar separado de mi esposa y mi niño, sabiendo que los hijos de Dios siempre están en casa y unidos en Su presencia.

Los miembros del servicio médico nos hablaban constantemente de las enfermedades prevalecientes en los países que visitábamos, procurando protegernos contra ellas. Un día noté que tenía todos los síntomas de disenteria amoébica. Fué necesario que recorriéramos una larga distancia en un convoy de camiones ese día, y en el trayecto me traté metafísicamente, pero aparentemente sin poder librarme de esa dificultad. Finalmente, oré, en las palabras del Salmo ciento treinta y nueve, “¡Encudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón; ensáyame, y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí algún camino malo, y guíame en el camino eterno!” Inmediatamente percibí la respuesta: “No tienes suficiente agradecimiento.” Comencé a enumerar mis bendiciones y a cantar himnos, uno de ellos siendo el No. 3 del Himnario de la Christian Science. Cuando volví a pensar en la enfermedad, descubrí que estaba sano.

Sané de paludismo en unas cuantas horas de estar en el hospital militar al que me habían llevado. No obstante que me examinaban diariamente durante dos semanas, no encontraron ningún síntoma de esa enfermedad, ni de sus efectos. Yo experimenté protección en más casos de los que puedo enumerar mientras goberné uno de los camiones en la carretera de Birmania. Siempre tengo presente las palabras de Mrs. Eddy en The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany (pág. 210): “Los buenos pensamientos son una armadura impenetrable; revestidos con ellos estaréis completamente escudados contra los ataques de toda clase de error.”

Aunque agradezco las numerosas curaciones que he tenido, estoy mucho más agradecido por la serie enteramente nueva de valores que poseo y por la acrecida estimación de la Biblia a resultas de mi estudio de la Christian Science. Doy las gracias por todas las actividades de nuestra Iglesia, por las publicaciones periódicas, por la ayuda recibida de los practicistas, por ser miembro de La Iglesia Madre y de una iglesia filial, y por el privilegio de servir a la Causa de la Christian mediate mi participación en las actividades de la filial.—

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