No hay poder sin ternura. Esto era claro para Mary Baker Eddy que descubrió la Christian Science y probó el poder del Amor en incontables casos de curación. Tenemos sus palabras sacadas de su profunda experiencia: “La bondad acompaña toda la fuerza que el Espíritu confiere” (Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, pág. 514).
El Padrenuestro, que termina con la declaración del Maestro (Mat. 6:13): “Tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, para siempre,” indica que Dios es la fuente de todo poderío. Y el espíritu humanitario y la devoción compasiva con que Cristo Jesús curaba significan que Dios es Amor. El poder del Amor siempre ha de ser tierno y compasivo, una fuerza impregnada en el ardor del afecto espiritual — un amor desinteresado. No simplemente la letra, sino el espíritu a la manera del Cristo es lo que dota al estudiante de la Christian Science de la habilidad para curar y elevar a la raza humana.
Dice Mrs. Eddy en Ciencia y Salud (pág. 113): “Hoy en día la letra de la Ciencia llega abundantemente a la humanidad, pero su espíritu viene sólo poco a poco. La parte vital, el corazón y el alma de la Christian Science, es el Amor. Sin el amor, la letra no es sino el cuerpo muerto de la Ciencia,— sin pulso, frío, inanimado.”