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Del número de abril de 1955 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Los Científicos Cristianos se han granjeado el respeto de sus amigos y de sus vecinos por su modo de vivir cristianamente y por su lealtad a lo que les exige su religión. No obstante, a menudo se les pregunta: “¿Por qué se considera fumar y tomar bebidas alcohólicas incompatible con las enseñanzas de la Christian Science?” Esta pregunta merece una respuesta bien meditada, porque el mundo necesita mucho la libertad moral que trae consigo el vencimiento de los hábitos de fumar y de tomar licores. Ninguna respuesta puede ser más convincente que la de llamarles su atención a la experiencia de quien mediante su estudio y aplicación práctica de lo que enseña nuestra amada Guía, Mary Baker Eddy, se ha librado del cautiverio de esos hábitos. En nuestras publicaciones periódicas pueden hallarse muchos testimonios de tales curaciones y son muchos más los que se relatan de cuando en cuando en las reuniones vespertinas de testimonios de los miércoles tanto en La Iglesia Madre como en sus filiales. Esos testimonios indican casi invariablemente que con la curación ha venido muy claramente mejor salud y servicialidad, mayor habilidad y éxito así como más armonía en el hogar y en los negocios.

Cuando un estudiante de la Christian Science que en todos los otros respectos ya esté listo para hacerse miembro de nuestra Iglesia parece renuente a dejar de fumar o de tomar coctels, hay que asegurarle que esta exigencia de parte de la Iglesia no es una restricción sino una liberación. Suele alegarse a veces que hay otros graves errores, como la envidia y el odio, que son más perjudiciales. Pero eso no debe impedir que el estudiante dé prueba de su sinceridad cumpliendo con la demanda de que se someta a las pruebas más sencillas de estar dispuesto a ser discípulo. Preguntó una vez el Maestro (Lucas 12:26): “Si ni siquiera una cosa tan mínima así podéis hacer, ¿por qué os afanáis respecto de lo demás?”

Es justo y necesario que las iglesias y sociedades filiales esperen de sus miembros una norma elevada a este respecto. Los practicistas de la Christian Science pueden hallar frecuentes oportunidades de ilustrar a sus pacientes en cuanto al efecto libertador de esta alta norma. Los maestros y maestras de la Escuela Dominical tienen el deber sagrado de enseñar a sus alumnos cuán bien se les recompensa resistirse a acceder al argumento malévolo de que si se abstienen de fumar puede ser que se priven de algo agradable.

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