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Nuestra Asamblea Anual

Del número de abril de 1955 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Dijo Mary Baker Eddy en su mensaje a La Iglesia Madre correspondiente al año de 1899: “Hermanos, nuestra asamblea anual es un guardián severo. Os exige que déis un informe de vuestro progreso, que refresquéis vuestra memoria, que reverdezcáis los sarmientos y vivifiquéis los pimpollos, que enderezcáis los zarcillos hacia arriba e inclinéis la vid hacia el tronco paterno” (The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany pág. 125).

Bien haría cada miembro de La Iglesia Madre y los de sus filiales en reflexionar detenidamente sobre esta declaración directa de nuestra Guía. Muestra que la ocasión que presenta la Asamblea Anual de La Iglesia Madre demanda que nos introspeccionemos escrutativamente para que aquilatemos nuestras miras y lo que hayamos logrado como Científicos Cristianos.

El primer requisito a este respecto es que informemos en qué o cómo hemos progresado. ¿Puede cada miembro de la Iglesia, que concurra o que no concurra a la Asamblea Anual, decir honradamente que ha progresado diario en su comprensión y práctica de la Christian Science durante el año que entonces termina? ¿Ha crecido en la gracia de expresar bondad, de servir desinteresadamente, de reflejar sabiduría en su hogar, en sus negocios, en la iglesia y comunidad? Respondamos cada cual a estas preguntas con honradez y devoción, resueltos a que en la próxima Asamblea Anual de La Iglesia Madre estemos listos a participar que aumenta nuestra gratitud y que logramos más en lo que emprendemos.

También nos insta Mrs. Eddy a que refrezquemos nuestra memoria en la Asamblea Anual. ¿Recordamos aquel momento en el que el primer rayo del Cristo, la Verdad, alboró en nuestra consciencia que ya despertaba, reconfortándonos, esclareciéndonos y curándonos con su poder? Cuán agradecida y constantemente debería nuestra mente evocar a nuestro bendito Ejemplificador del camino, Cristo Jesús, y a nuestra bien amada Guía, Mrs. Eddy, agradeciéndoles sus grandiosos dones que tan de ellos nos llegan gracias a su amor tan desinteresado a Dios y al prójimo.

Nos suplica igualmente Mrs. Eddy con motivo de la Asamblea Anual que reverdezcamos los sarmientos y vivifiquemos los pimpollos. Podemos vivificarlos con hechos que concuerden con las palabras de verdad que se proclaman en los servicios religiosos, en la Escuela Dominical, las publicaciones, las conferencias y en nuestras relaciones diarias para con los demás. Bien podemos aprovechar este período de la Asamblea Anual para renovar nuestra lealtad a los Artículos de Fe de La Iglesia Madre que hemos convenido en guardar cuando fuimos recibidos como miembros de La Iglesia Madre o de alguna de sus filiales. ¡Qué gozo y progreso ilimitados seríanos nuestros y de nuestra comunidad si cada miembro de La Lglesia Madre ejemplificara diario el sexto Artículo de Fe (Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mrs. Eddy, pág. 497): “Y prometemos solemnemente velar y orar por tener en nosotros aquella Mente que estaba también en Cristo Jesús, hacer con los demás lo que quisiéramos que hicieren con nosotros, y ser misericordiosos, justos y puros.”

En esta temporada de gozo que nos trae la Asamblea Anual a la que vienen tantos miembros de las cercanías y de lejos, sería bueno que todos saldáramos nuestras deudas, sea cual fuere su forma. Oremos con ahínco por que se resuelvan los problemas de la Iglesia, se allanen las divergencias entre unos y otros, desempeñemos fielmente nuestros cargos y nos regocijemos recíprocamente de nuestro progreso. En las palabras del apóstol (Efesios 4:31 y 32): “Toda amargura, y enojo, e ira, y clamor, y maledicencia quítese de en medio de vosotros, y también toda malicia; y sed benignos los unos para con los otros, compasivos, perdonándoos los unos a los otros, así como Dios también en Cristo os ha perdonado a vosotros.”

Considerando las gloriosas dádivas que la Christian Science pone a disposición de todos, cada Científico Cristiano puede, ya corregido y depurado su corazón y rebosando en gratitud y amor espiritual, vivificar su propio modo de pensar y bendecir a sus semejantes. Así se reverdecerán los sarmientos y se enriquecerán con buenas obras — acelerando la salvación del mundo entero de todos los males humanos.

Otro de los requisitos es “que enderezcáis los zarcillos hacia arriba.” Como Científicos Cristianos encontramos que somos en efecto guardas de nuestros hermanos. ¡Cuán tierna y pacientemente debemos velar cuidando al caído, al vacilante, al pensamiento apenas amanecido levantando su vista hacia la luz y alentándolo a que se afiance firmemente en el fuerte apoyo de la verdad! La cordial invitación a concurrir a uno de los servicios de nuestra Iglesia o a una conferencia, el libro de texto de la Christian Science — Ciencia y Salud — que se regale o una de nuestras publicaciones periódicas, las palabras consoladoras de la verdad proferidas en momento propicio o la respuesta amorosa a una crítica o a una solicitud de auxilio — todo esto tiende a enderezar hacia arriba los zarcillos, a curar al enfermo, a vendar el corazón herido y apresurar la venida del reino de Dios a la tierra.

Y finalmente viene el requerimiento con motivo de esta celebración de que inclinemos “la vid hacia el tronco paterno.” Nuestra gratitud a Dios por nuestra Guía y su éxito en llevar a cabo cuanto El le inspiró sigue creciendo a medida que entendemos mejor la magna dádiva que nos ha legado en la organización de La Iglesia Madre. Nuestra Iglesia no es de las gobernadas por pareceres personales u opiniones humanas. Es la unión de los corazones que se juntan para bendecir y ser bendecidos, para proclamar desinteresadamente a toda la humanidad el mensaje de la Christian Science que salva y liberta. Todos nosotros hemos convenido como miembros de La Iglesia Madre y de sus filiales en aceptar la autoridad gobernativa del Manual de La Iglesia Madre por Mrs. Eddy. A medida que la iglesias filiales y sus miembros reconocen la autoridad final de su gobierno divinamente inspirado y apoyan con lealtad La Junta Directiva de la Christian Science, la unión, el gozo y éxito sin medida continuarán caracterizando todas nuestras actividades.

En esta temporada de júbilo volvamos nuestro pensamiento con amor y gratitud a los brazos abiertos de La Iglesia Madre, símbolo del tierno cuidado y provisión del Amor para toda su creación. Que los que se queden en casa se unan a los que vengan a Boston cumpliendo todos con la admonición de nuestra Guía: “que déis un informe de vuestro progreso, que refresquéis vuestra memoria, que reverdezcáis los sarmientos y vivifiquéis los pimpollos, que enderezcáis los zarcillos hacia arriba e inclinéis la vid hacia el tronco paterno.”

Y al despuntar la mañana en que se celebre la Asamblea Anual, que todos los Científicos Cristianos, dondequiera que estén, se preparen para experimentar un pentecostés recordando la bendición de nuestra Guía en su Mensaje de 1900 a La Iglesia Madre (Message to The Mother Church for 1900, pág. 15): “Hoy habéis venido a la fiesta del Amor, y os arrodilláis ante su altar. ¡Ojalá estéis ataviados con vestido de boda nuevo y viejo, y que al tocarseos el borde de este vestido sanéis al enfermo y al pecador!”

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