Dios es bueno, con todo el significado que de ello resulta, esta declaración queda como verdad absoluta para que todos la descubramos, comprendamos y demostremos. A través del viento de la inquietud, el terremoto de los disturbios y el fuego del remordimiento, la voz callada y suave repite: “Dios es bueno.” La Cristiandad conviene muy generalmente en que Dios es bueno. La Christian Science, tal cual se le reveló a Mary Baker Eddy, va más allá y declara que porque Dios es bueno y Dios es real, el mal es irreal. Sobre esa base — que Dios, el bien, es Todo, y que el mal no es nada — la Christian Science demuestra la perfección y la salud.
“Pero,” argüirá el lector, “si el mal no es real, ¿qué decir de la guerra y los crímenes y el horror que entenebrecen el mundo hoy?” En la página 8 de Unity of Good (La Unidad del Bien) pregunta Mrs. Eddy: “¿Es real algo de lo que los sentidos materiales se dan cuenta?” Y luego dice en la primera parte de su propia respuesta: “Todo es tan real como tú lo hagas, y no más real. Lo que ves, oyes, sientes, es un modo de estar consciente, sin que pueda tener otra realidad que la impresión que tú tengas de ello.” Y dice también en Miscellaneous Writings (Escritos Diversos, pág. 346): “A menudo se pregunta: Si Dios creó lo bueno únicamente, ¿de dónde viene lo malo? A lo que responde la Christian Science: El mal nunca ha existido como una entidad. No es más que una creencia en que hay una inteligencia opuesta a Dios. Tal creencia es una especie de idolatría, sin ser más verdadera o real que una imagen esculpida en madera o piedra es Dios.” En verdad que la Christian Science es una religión radicalmente innovadora.
En síntesis, las citas antedichas declaran: Que Dios es bueno. Dios es Todo. Luego el mal no es nada. Creer en lo que se oponga a esta conclusión constituye una forma de idolatría y quebranta el Primer Mandamiento (Exodo 20:3): “No tendrás otros dioses delante de mí.”
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