Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

“Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos,...

Del número de enero de 1957 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


“Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos, y es hermosa la heredad que me ha tocado” (Salmo 16:6). Esas palabras expresan lo que de bueno me ha venido con mi estudio y aplicación de la Christian Science.

Yo sentí el impulso de investigar las enseñanzas de esta religión en una época de mi experiencia en la que hallaba que la vida era todo menos satisfactoria para mí. La perspectiva de que encontrara éxito pecuniario en la profesión que yo deseaba estaba lejos de ser halagadora, y la clase de trabajo que me vi obligado a adoptar ni cuadraba con mi modo de ser ni era remunerativo.

Todo ese punto de vista que yo tenía en cuanto a la vida cambió cuando ya había estudiado y aceptado lo que enseña la Christian Science. Comprendí que lo que realmente necesitaba yo era expresar más las cualidades de Dios. Lo que hasta entonces había sido en mí una obediencia sin que yo quisiera obedecer quedó substituido con un espíritu de ser útil o servir con alegría; lo que hasta entonces había sido mera tolerancia se me volvió un sentimiento de amor y de bondad. En una palabra, dejé de quejarme o lamentarme de lo que había juzgado mi puesto miserable en la vida y allí mismo donde me hallaba comencé a expresar más la Mente única que llamamos Padre-Madre Dios. Durante ese período, las palabras de un querido himno por Mrs. Eddy (Poems, pág. 79):

“Tu suerte no podrá importar
si guía el Amor,”

me vinieron a mientes con frecuencia ayudándome sobremanera.

Pronto se me abrió camino a una posición mejor y a poco me vino el deseo y se me presentó la oportunidad para educarme en un colegio. Hallé la Christian Science sumamente útil en toda mi carrera colegial. Venció mi temor de los exámenes orales y por escrito y disfruté de profunda comprensión y aprecio de mis cursos de estudio. Es un júbilo, desde entonces y hasta hoy, ver cómo lo que se entiende por modo elevado o superior de pensar en las artes y en las ciencias ya empieza a llegar a las mismas conclusiones a que llegó Mrs. Eddy estudiando la Biblia.

Varios meses después de haber aceptado yo las enseñanzas de la Christian Science como la única explicación lógica de la existencia tuve que enfrentarme con un grave caso de toxemia en una mano. Cuando se hizo evidente que mi propio trabajo metafísico no me estaba curando, comprendí que tenía que solicitar ayuda de algún doctor o de un practicista de la Christian Science. ¡Cuánto agradezco haber escogido el poder curativo de la Verdad divina!

La practicista que llamé por teléfono me habló con calma y autoritativamente. Me explicó que Dios es el único poder y que la materia no tiene ni inteligencia ni potencia para crear veneno. Me dijo que debía utilizar el Padre Nuestro cada vez que me invadiera el temor. Cuando colgué la bocina me sentí muy desahogado. Pasaron unas dos semanas antes de que quedara perfectamente normal mi mano porque hubo de crecerme una uña nueva en el dedo pulgar, pero es indudable que con el primer tratamiento se me quitó el envenenamiento. Esa curación fué de mucha importancia y me ha servido muchas veces de incentivo para recobrar fortalecimiento cada vez que he tenido que luchar para vencer algún argumento reacio de la mente mortal.

Estoy convencido de que la Christian Science es el Consolador prometido de que hablaba Cristo Jesús como leemos en el Evangelio según Juan, y de que nuestra amada Guía, Mrs. Eddy, fué la escogida para que por su conducto nos viniera la revelación de la Verdad. Le estoy agradecido por sus infatigables esfuerzos a fin de que su descubrimiento quedara fácilmente asequible para todos.—

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / enero de 1957

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.