Libre como un pájaro es una expresión que / se emplea usualmente para designar el humor o modo de ser de alguien que se muestra libre de penas y siempre gozoso, y sugiere canción, gratitud, armonía y un habitual emprender lo que hace con brío y soltura. Lo cual es sumamente clara descripción de la libertad que emana de Dios y que distingue a todo lo que a Dios manifiesta.
La Christian Science define a Dios como Mente, Espíritu, Alma, Principio, Vida, Verdad, Amor. Ninguno de estos sinónimos implica límite, puesto que Dios no está localizado, circunscrito, confinado en modo alguno ni delineado. Siempre está presente en todas partes, pero nunca en la materia inanimada. A Dios no se le puede atar o aherrojar, ni monopolizar, ni detener, ni enjaezar, tasar ni limitar. A ninguno de los sinónimos de Dios se le puede separar jamás de los demás sinónimos, porque todos conjuntamente indican que Dios es Uno y que todo lo incluye.
El hombre es la imagen de Dios y por consiguiente expresa la naturaleza, calidad y magnitud de Aquello que esa imagen refleja. El mortal de carne y hueso es la objetivización de la mente carnal. Mas siendo Dios Mente, y Unico, la mente carnal tiene que ser mera ilusión o falsa creencia. Dios no ha creado ninguna mente secundaria que le haga competencia. Luego tener un solo Dios, reconocer que El es Todo en todo, comprender que es el Principio divino de todo ser y ver al hombre como Su idea, siempre guiado por Dios y por El gobernado sin interrupción, es poseer una libertad sin límites.
La palabra libertad describe una cualidad característica de Dios, Cuyo ser es la libertad, y dondequiera que existe la libertad en cualquier grado, a Su ser se debe. Falta de libertad — toda clase de esclavitud — es concepto erróneo del ser de Dios. Es la errónea creencia de que el pecado, la tiranía, la intolerancia o la falta de armonía tienen un lugar en que entrar en acción. Pregunta Mary Baker Eddy en “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” (pág. 224 a la 225): “¿Qué es este supuesto poder que se opone a Dios? ¿De dónde viene? ¿Qué es lo que ata al hombre con cadenas de hierro al pecado, la enfermedad y la muerte?” Y luego contesta su propia pregunta, y cuán práctica es su respuesta para todos los que parezcan prisioneros con trabas humanas política, religiosa, económica, social o físicamente. Hela aquí: “Todo lo que esclaviza al hombre es contrario al gobierno divino. La Verdad hace al hombre libre.”
Ese hipotético poder opuesto a Dios se ha constituido una potencia y se ha adjudicado a sí mismo muchas supuestas cualidades que pretenden ser tanto malas como buenas. A veces se jacta de tenaz, reacio, preponderante y temible. Mas lo cierto es que carece de existencia en lo absoluto y en realidad. Para describir cabal y muy gráficamente ese supuesto poder basta una sola palabra: nada. Se debe ese fingido poder a la ilusoria creencia de que hay otra mente además de la Mente divina que es Dios. Con el fin de designarla Mrs. Eddy la ha llamado mente mortal, sin que tenga que ver nada con la Mente perfecta que es Dios.
El reconocimiento de que el mal no procede de Dios comienza inmediatamente a debilitar y a destruir la influencia que tiene el mal en el pensar humano y a anular el pretendido poder de que se jacta. Es mucho más fácil percibir y sondear la irrealidad de las dificultades que nos asedian si las analizamos y observamos sus huellas hasta su mentido origen. Sea cual fuere la amenaza del error o el aspecto que parezca tomar para perturbarnos o aterrorizarnos, es sólo que trata de adentrársenos mesmérica o hipnóticamente en ese grado para que así le demos vida. A nadie puede el mal infligir ningún desastre. Toda mala situación o condición es ilusión, porque allí mismo está Dios declarando (Jeremías 29:11): “Yo conozco los pensamientos que pienso respecto de vosotros ... pensamientos de paz, y no de mal.” En el reino de la realidad, puramente mental, todo es armonía, todo está bien.
Las sugestiones mentales que parecen ofuscar o atrofiar la fe y la comprensión vienen aparentemente de muchas causas incluso los hábitos tan viejos como el tiempo creados por la mente mortal. La Christian Science rasga esa neblina mental y disipa esos hábitos para que uno pueda percibir el estado verdadero del hombre que es la perfección. A veces uno puede atarearse en atacar alguna creencia de enfermedad tan frecuentemente que invita inadvertidamente la presunción o suposición de que ataca algo real en lugar de fortalecer su comprensión de la Verdad que destruye el mal. Cambiando su táctica de cómo tratar tal error, eleva su pensamiento para que descubra la bondad y omnipresencia invariable de Dios.
Una expresión de gratitud suele ser la mejor manera de desquiciar o despegar la mala creencia y presagia la libertad completa del agradecido. En efecto, alabando a Dios y cantando himnos de gratitud logramos abrir cauce que inunden las desbordantes mareas del amor y la armonía, como los himnos matinales a que se refiere el libro de Job (38:7): “cuando a una cantaron las estrellas de la mañana.” Cuando uno puede decir, como la Sunamita (II Reyes 4:26): “[Está] bien” cuando humanamente no todo parece estar bien; cuando uno puede entonar cantos de gratitud como ave que canta en la lluvia, eso es de lo más eficaz para que la consciencia humana sienta la libertad que es el ambiente en que siempre mora la consciencia verdadera.
La enseñanza fundamental de la Christian Science — que Dios es bueno y que no existe ningún otro poder — trae consigo reafirmación en tal certeza, felicidad y libertad. Trae consigo la comprensión de que donde el mal parece dominar, allí mismo está la libertad en realidad, allí mismo está la consciencia del Cristo o sea el modo de estar consciente que antaño librara a los cautivos del horno de fuego ardiendo, del foso de los leones, de las cadenas de hierro y que culminó prepotente en la gloriosa resurrección de Jesús.
Cuando Jesús hablaba de libertad, los que escuchaban mal entendían que se refería a la libertad nacional heredada de sus antepasados. Dijo él (Juan 8:340–36): “De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, es siervo de pecado. Y el siervo no queda en casa para siempre: el hijo queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” Seremos no solamente libres del mal, sino lo que más importa, quedaremos libres para conocer a Dios, el bien, y en consecuencia libres para expresar la plenitud de gozo del vivir. La Christian Science imparte el gobierno de Dios a la comprensión humana, revelando Su poder y una jubilosa sensación de libertad. No hay tinieblas en la luz ni penas en el regocijo. Laboremos en la dirección en que sabemos que se halla la libertad.
Jesús dijo que el reino de los cielos está dentro de nosotros. Un mortal encadenado o maniatado no es sino una creencia que proviene de afuera del verdadero estar consciente. A efecto de percibir la irrealidad de tal creencia tiene uno que someter todo pensamiento a la subordinación de la Mente infinita que todo lo gobierna, la fuente de toda libertad. El estado de consciencia humana que queda libre de todas esas ilusiones que atan encuentra que posee fuerza nueva, inspiración nueva. Con el descubrimiento de la Christian Science, la Ciencia en que Dios se percibe ser tanto Mente como Principio, ya es posible pensar científicamente con la espontaneidad y naturalidad con que el pájaro canta.
Cuando el que esto escribe contempla el ritmo canoro de toda la creación siente el impulso de mirar retrospectivamente a cierto detalle destacado de su experiencia de muchacho. Cada verano iba de visita a una hacienda en la que vivían sus abuelos. Los alrededores campestres eran quizá los más bellos de toda la bella Dinamarca. Era tal el placer que eso le hacía sentir, que después, en su vida de adulto, se gozaba en volver la mirada a ese paisaje admirándolo y anhelando volver a visitarlo para vivir de nuevo semejante gozo. Pero desde que emprendió el estudio de la Christian Science ha aprendido que la rica experiencia de ese júblio que cantaba a su través no radicaba tanto en aquel ambiente bucólico sino que era más bien algo que él llevaba dentro de sí mismo.
Siendo la imagen y semejanza de Dios, el hombre está dotado de una libertad llena de jubiloso brío y del aprecio de disfrutarla. Esa alta estima agradecida subsiste siempre sin interrupción aún cuando a los sentidos humanos les parezca que la eclipsan a veces la obscuridad y lobreguez. La libertad está siempre presente, como el sol brilla siempre tras de las nubes. Para dispersar las sombras no es necesario esforzarse trabajosamente, sino que debe lograrse espontáneamente puesto que Dios se manifiesta en gozo ilimitado, como cuando el sol irrumpe gloriosamente, dispersando las nubes.
Para que uno obtenga y retenga conscientemente su libertad espiritual se requiere una vigilancia eterna pero feliz. Cuando el que esto escribe era muchacho, él y sus compañeros de juego solían atar un cordel a la puerta del pajar diseminando luego granos de maíz hacia adentro, induciendo así a las aves inocentes a que entraran para luego tirar del cordel cerrando la puerta y aprisionando a esas criaturitas tan normalmente libres. Vigilemos para que la mente mortal no nos atrape presentando a nuestro paso bocaditos de tentación — por ejemplo, un cigarrillo que fumar o una copita que tomar. Tales quisicosas parecen innocuas en sí, pero llevan a la esclavitud en mayor escala. Busquemos el camino verdadero para luego recorrerlo dichosamente. Ese camino es la Ciencia divina. Nos revela que el hombre a imagen de Dios es mentalmente libre y espiritualmente fuerte. Entendiéndolo así, uno queda dotado de dominio triunfal sobre todo pecado, capaz de negar y destruir las malas sugestiones, expresando únicamente los pensamientos que emanan de su origen divino.
Dice Mrs. Eddy en The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany (La Primera Iglesia Científica de Cristo, y Miscelánea, pág. 5) “Enteramente aparte de este sueño mortal, de esta ilusión y decepción de los sentidos, la Christian Science viene a revelar al hombre como la imagen de Dios, Su idea, coexistente con El — Dios dando todo y el hombre teniendo todo lo que Dios da.” Cuando esta revelación viene al pensamiento humano resuena la libertad en el hogar, en la oficina, en el taller, en el valle y en la ladera de la montaña.