Quiero hacer constar mi gratitud por habérseme impulsado a estudiar la Christian Science y por las muchas curaciones admirables que he logrado confiando única y solamente en sus enseñanzas. Durante unos cinco años quedé sorda por completo en mi oído izquierdo, después de haber tenido en él un absceso que me dolía en extremo. Y a veces quedaba ligeramente sorda en el otro oído también. Cada vez que eso ocurría solicitaba ayuda de una practicista de la Christian Science, y me hacía oír bien por la oreja derecha, pero por la otra seguía sorda. Yo sabía que eso no era curación completa como nos enseña a esperar la Christian Science, pero pude continuar oyendo bien aunque fuera por un solo oído, lo cual me hizo volverme apática de mi situación.
Luego de repente quedé enteramente sorda al grado de no oír cuando la gente me hablaba por más que me esforzara en oírles. Lo cual me causaba mucha aflicción y embarazo, así es que volví a solicitar tratamiento de la practicista.
Ya había estudiado muchas veces la definición de los oídos que da Mrs. Eddy en la página 585 de Ciencia y Salud y que dice en parte: “No los órganos de los llamados sentidos corporales, sino el entendimiento espiritual.” Yo sabía que cuando entendiera lo suficiente a Dios y el hombre no se me dificultaría oír, pero no lograba adquirir la suficiente comprensión principalmente porque pensaba demasiado en la sordera y no lo suficiente en Dios. Meditaba estas palabras de uno de los bellos himnos de Mrs. Eddy (Poems, pág. 14):
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