Deseo expresar mi gratitud por la Christian Science y por lo mucho que me ha servido en mi vida.
Hace varios años iba yo a mi trabajo en mi bicicleta cuando un joven en motocicleta me atropello. Yo permanecí tranquila aunque la motocicleta me echó al suelo con mi bicicleta. Alguien me levantó y yo repetí en silencio “la declaración científica del ser” que se halla en la página 468 de Ciencia y Salud por Mrs. Eddy. Oí luego la voz de un amigo y exclamé: “¿Quién te mandó?” ¡Me alegraba tanto de encontrar a un amigo entre tanto desconocido que se había aglomerado! Eso era para mí una señal del cuidado de Dios hacia mí.
Vi mi reloj y noté que apenas tenía tiempo para llegar a mi oficina. Me seguían unos niños que me miraban muy sorprendidos, pues no podían entender cómo era que yo seguía bien como si nada hubiera pasado. Volteé a verlos y me sonreí, indeciblemente agradecida a Dios como estaba. Luego me fui a la oficina y trabajé todo el día. No hubo ningunas consecuencias del accidente y días después me percaté de que había vencido el temor del tránsito de vehículos que suelen sentir algunos de los que han sufrido un accidente.
He tenido muchas curaciones, y vencí las limitaciones que me asediaban en el trabajo de mi oficina. Las palabras de Mrs. Eddy en la página 113 de Ciencia y Salud: “La parte vital, el corazón y el alma de la Christian Science, es el Amor,” me han beneficiado en muchas ocasiones. Yo amo los himnos del Himnario de la Christian Science. Agradezco mucho ser miembro de La Iglesia Madre y haber recibido instrucción facultativa de esta Ciencia. — Odense, Dinamarca.
