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La importancia del estudio diario

Del número de abril de 1957 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


El establecimiento de las Lecciones- Sermón, que contiene el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana, puede considerarse una de las bases fundamentales más importantes en las que descansa el sistema educativo de la Iglesia de Cristo, Científico. Estudiándolas diario, los estudiantes de la Ciencia Cristiana leen pasajes de la Biblia y de “Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras”, escrito por Mary Baker Eddy. Ella escogió veintiséis temas para estas Lecciones- Sermón. Dos veces al año estos se repiten, pero cada vez tratados desde distinto punto de vista inspirado e inspirador; a menudo asombrosamente aplicable a los acontecimientos actuales. Hay también una Lección-Sermón de Acción de Gracias, que aparece en el Cuaderno correspondiente al trimestre de octubre, noviembre-diciembre.

A veces, los principiantes en el estudio de esta religión dicen que no captan el significado del asunto tratado como creen que deberían. Imaginan que las verdades metafísicas expuestas  están más allá de lo que ellos puedan entender. No obstante lo cual, sería casi imposible leer y estudiar a diario reflexivamente las verdades indicadas en estas Lecciones- Sermón sin adueñarse de ellas, consciente o inconscientemente, entendiéndolas y practicándolas cada vez mejor y purificándose de ese modo.

 La Sra. Eddy  debe haber estado al tanto del esfuerzo que se requiere para cambiar el modo de pensar, de una base material a la comprensión espiritual de las verdades metafísicas. Dice en Ciencia y Salud (pág. 558): “Para el sentido mortal, la Ciencia parece al comienzo velada, abstracta y  oscura; pero una promesa luminosa corona su frente. Cuando es comprendida, es prisma y alabanza de la Verdad.”

Cuando quien escribe esto comenzó a estudiar la Ciencia Cristiana, emprendió una lectura sistemática del libro de texto, además de estudiar a diario la Lección-Sermón de la semana. Necesitó cinco meses para leer el libro de texto de cubierta a cubierta. Sus verdades fundamentales eran tan contrarias a su rigurosa educación teológica que  tenía que reflexionar sobre cada declaración  antes de seguir adelante. Aunque el estudio era intensamente interesante y su estado de consciencia se volvía más purificado y menos material, tenía que luchar a fin de comprender todo lo que leía.

 Al hablar de esto con una amiga que era Científica Cristiana experimentada, ella le dijo que aceptara lo que fuera entendiendo, sabiendo que a medida que avanzara en su estudio,  lo que pareciera “ velado, abstracto y  oscuro” se iluminaría mediante  una mayor comprensión y una oración sincera. Y así  fue.

Hay que guardarse de la tendencia a  “hacer la Lección” a diario como mera rutina. Por fielmente que se emprenda, no es una simple lectura superficial, sino el deseo de iluminación hecho oración lo que nos revela el mensaje que trae cada Lección-Sermón.  Pedir en oración más inspiración cada día nos trae nueva luz sobre el  tema que  fortalecerá nuestra fe, aumentará nuestro entendimiento y nos  dejará la  dulce seguridad de que Dios nos acompaña todo el camino.

El estudio diario de la Lección Sermón que emprendemos consagradamente puede compararse con el amanecer. Una verdad sobre otra, renglón tras renglón va  iluminando nuestro humano estado de consciencia, aunque de ello no nos demos cuenta. Las verdades científicas siempre están a nuestra disposición, y cuando las reconocemos y las aceptamos se encargan de destruir las falsas creencias que  pretenden controlar nuestro estado mental o modo de pensar, librándonos de ellas.

Las palabras de la Sra. Eddy: “una promesa luminosa corona su frente,” nos aseguran que la comprensión que nos sostiene en la Verdad lleva a cabo, finalmente,   el cumplimiento de la demostración correspondiente.

Una Científica Cristiana venía sufriendo ya por cierto tiempo de laringitis. Mucho había trabajado metafísicamente en oración, pero el mal persistía. Un día, tuvo el privilegio de leerle la Lección-Sermón a alguien que necesitaba ese mensaje  sanador. Al principio, creía imposible poder leer en alta voz por tener su garganta inflamada y enronquecida,  y encontraba difícil hasta hablar.

Pero como en muchas otras ocasiones ella había probado por sí misma la eficacia  sanadora del poder de la Palabra, sabía que tal manera de impartir amor solo podría bendecirla. Aunque al empezar su voz apenas podía oírse y  el sufrimiento era a agudo, prosiguió leyendo, reflexionando con fervor en lo que leía y esperando buen resultado. Pocas horas después, la estudiante se percató de que ya se había librado de toda sensación de dolencia, hinchazón y malestar.

Dice la Sra. Eddy en sus Escritos Misceláneos, pág. 313 a la 314): “Humildemente y, según creo, divinamente dirigida, por la presente ordeno que la Biblia y Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras sean de aquí en adelante el único pastor de La Iglesia de Cristo, Científico,  a través de nuestra tierra y en otras tierras.” Que fue “divinamente dirigida,” lo ha venido comprobando a través de los años el crecimiento del Movimiento de la Ciencia Cristiana. La iglesia necesariamente deriva fuerza, unidad y eficacia de sus propios miembros. Y ellos, en cambio, ganan estabilidad, sabiduría, comprensión y purificación de pensamiento estudiando consecuentemente y en actitud de oración las Lecciones- Sermón y aplicando consecuentemente lo que aprenden a su vida diaria. 

Aconseja Pablo: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse,  que usa bien la palabra de verdad” (II Timoteo 2:15). Esa Palabra de Verdad era sinónimo, en aquellos días paulinos, de las enseñanzas de Cristo Jesús. En la medida en que estudiando la  Ciencia Cristiana aprendamos a manejar o demostrar la Palabra de Verdad, seguiremos marchando incesantemente hacia adelante, creciendo no solo numéricamente, sino también en la fe y en nuestra comprensión espiritual, fortaleciendo la iglesia triunfante.

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