Hablando de las enseñanzas de Cristo Jesús, dice nuestra Guía, Mary Baker Eddy, en “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” (pág. 26): “Nuestro Maestro no enseñó meras teorías, doctrinas o creencias. Fué el Principio divino de todo ser real lo que él enseñó y practicó.”
Importa que los alumnos de la Escuela Dominical entiendan que las enseñanzas de la Christian Science, como las del Maestro, no son “meras teorías, doctrinas o creencias”; que la Christian Science es la ley divina; que esta Ciencia es la verdad que Jesús enseñaba; y que es hoy tan demostrable como en los tiempos de Jesús. Como para convencer a Juan Bautista de su Mesiazgo él ordenó a los mensajeros del Bautista volvieran a Juan y le dijeran la gran obra de curación que habían visto llevar a cabo por Jesús, así hay que indicar a los alumnos de la Escuela Dominical que el libro de texto de la Christian Science contiene cien páginas de testimonios de curaciones realizadas sin intervención de ningún practicista, sino como resultado directo de la aceptación, de parte del lector, del Cristo, la Verdad, según lo presenta el libro de texto.
Los niños aceptan muy naturalmente la Christian Science, y aprenden fácilmente a practicarla, cuando se les alienta a que la utilicen en sus actividades diarias. Un muchacho que comenzó a ir a la Escuela Dominical cuando tenía once años se impresionó mucho al saber que la Christian Science se puede aplicar con eficacia a toda clase de discordancia. Once meses después de haber comenzado a concurrir a la Escuela, un bulto que le creció en un pie comenzó a molestarlo mucho. Entonces él aplicó a eso lo que ya sabía de la Ciencia, sin decir nada a nadie.
Cuando le dijo un médico que ese bulto sólo podría quitársele con una operación quirúrgica, su madre, que no era Científica Cristiana, le dijo que era menester que lo operaran. Entonces le explicó él que había venido orando a ese respecto según le habían enseñado en la Escuela Dominical, y le suplicó le dieran poco más tiempo en que llevar a cabo la demostración. Ella respondió que creía mejor se sometiera a la operación sin dilación. A la mañana siguiente, para gran sorpresa de sus padres, ya no tenía ni una señal del bulto de que hablaban.
Cuando le preguntaron qué había hecho, él contestó: “Bueno, había estado orando por algún tiempo, y cuando mi madre dijo que había que quitármelo con una operación me puse a orar toda la noche.” Más tarde explicó: “Dios no tiene nada así y ni siquiera conoce tales cosas porque El es Espíritu, y yo soy Su imagen; luego eso no podía formar parte de mí.”
Una maestra de cierta Escuela Dominical, que está alerta en cuanto a la necesidad de enseñar a sus alumnos a que practiquen lo que aprenden, escribe como sigue:
“A veces hallamos que un alumno que no ha probado de por sí las verdades que aprende de las Christian Science, porque quizá su madre o su padre o algún practicista lo ha atendido. Eso puede dar por resultado que el alumno acepte la Ciencia, no como la ley de Dios demostrable en la experiencia del diario vivir, sino como mera teoría interesante que se discute en la Escuela Dominical como las que se discuten en las clases de la escuela en los días de la semana.”
“En una ocasión en que mi clase la formaban estudiantes de un colegio encontré preciso despertarlos de una simple creencia teórica en la Christian Science a una comprensión práctica de ella. Así es que les hablé de algunas de las primeras clases que tuvo Mrs. Eddy. Muchos de los alumnos que las formaban nunca habían concurrido a un servicio religioso de la Christian Science, y otros quizá conocían sólo a una o dos personas que conocieran algo de esta Ciencia.”
“Es evidente que Mrs. Eddy comprendía la necesidad de que sus alumnos probaran, mientras ella los instruía y los guiaba, que lo que ella les enseñaba respecto a Dios era la verdad y por tanto los habilitaría para curar, para evitar que, sin probarla por sí mismos, perdieran después algo de lo que allí aprendían. Con tal fin, después de enseñar a una de sus clases lo concerniente a Dios durante tres días, Mrs. Eddy los despidió al terminar la instrucción de ese día con las palabras: ‘Ahora váyanse a sus casas y atiendan a su primer paciente!’ (We Knew Mary Baker Eddy, Segunda Serie, pág. 9.)”
“Teniendo presente eso, le supliqué a mi clase que me dieran parte, el domingo siguiente, de alguna curación que efectuaran basándose en lo que aprendieran de la Lección-Sermón de esa siguiente semana, en el Cuaderno Trimestral de la Christian Science. Les aseguré que ninguno de ellos tenía que enfermarse para cumplir con lo que yo pedía, puesto que ningún Científico Cristiano podía vivir ni un sólo día sin hallar alguna oportunidad de curar alguna situación o estado con el poder de la Verdad.“
“El domingo siguiente cuatro alumnos concurrieron a la clase, y cada uno de ellos tenía una demostración interesante de qué dar cuenta. Dos informaron haber sanado de influenza. Uno venció el efecto de un accidente ocurrido cuando jugaba squash. Otro había hecho las paces con un amigo que se puso a discutir con él sobre la Christian Science ridiculizándola, logrando curarle sus conceptos equivocados al grado de que él espontáneamente concurrió después a una conferencia autorizada sobre esta Ciencia con objeto de aprender más acerca de ella. Un quinto alumno escribió: ‘Estaba tan consciente de las verdades aprendidas en la Lección-Sermón, que encontré muchas oportunidades de aplicarlas.’ ”
“Desde entonces he venido observando en los alumnos de mi clase un aprecio avivado de lo útil que son las Lecciones-Sermones.”
