Si se ha tenido un pasado desdichado o desagradable, hay tres cosas que se pueden hacer. Podemos arrastrarlo con nosotros y así hacer también el presente y el futuro desdichados y desagradables. O bien podemos tratar de quemarlo mentalmente, por así decirlo, pero esto dejaría un montón de cenizas en lo recóndito de nuestro pensamiento. Lo mejor de todo es poner algo nuevo y hermoso en su lugar.
La Sra. Eddy escribe: “Todo lo que es bello y bueno en vuestra consciencia individual es permanente. Aquello que no lo es, es ilusorio y efímero”.La Unidad del Bien, pág. 8. No hay nada abstracto o etéreo acerca de la belleza y bondad espirituales. Son la esencia de la verdadera sustancia y, por tanto, de la verdadera consciencia. La consciencia individual es un reflejo de la Mente divina única, o Dios. No es una mente mortal separada que incluye lo malo y desagradable, paralelamente con lo hermoso y bueno.
La Mente, o Vida, que es Dios, no origina ni registra nada malo o desagradable. Tampoco la consciencia individual que refleja esta Mente, conoce estos estados. Y como el reloj de sol que registra cada instante de la luz solar y ninguna oscuridad, también nosotros podemos empezar a hacer nuestro propio registro individual de luz. ¿Estamos dispuestos a dejar que el pasado se esfume y mirar con plena confianza cada día como portador de belleza y bondad espirituales? Viviendo debidamente, cada día nos revela algo más de la Vida y la Mente. El día de hoy trae nueva vitalidad y belleza, no para compensar por el ayer, sino simplemente por ser el día de hoy.
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