De joven, siempre me pareció que tenía que haber algo más relacionado con el vivir que lo que parecían mostrar los sentidos humanos. Sentía curiosidad por conocer la razón de mi existencia y la naturaleza de Dios. Durante esa época me mantuve cerca de mi casa. (Tenía una debilidad cardíaca congénita que había sido diagnosticada por el médico de la familia.) Como resultado, mi vida estaba en extremo restringida, y mi madre parecía ser para mí el mundo entero. Cuando ella enfermó y murió, pareció como si me hubieran quitado la base misma de mi vida.
Sin embargo, como leemos en Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por nuestra Guía, Mary Baker Eddy (pág. 266): “ ‘La necesidad del hombre es la oportunidad de Dios’ ”
Un sentido espiritual, que había estado dormido, despertó, y sentí un fuerte deseo de conocer más acerca de Dios. De modo que me volví hacia la religión ortodoxa en la cual me había criado; pero no encontré ninguna respuesta.
Entonces, una tía que se había interesado en la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens), me presentó estas enseñanzas. Condescendí a leer Ciencia y Salud, pero en esos momentos me pareció muy obtuso. Sumergido en una forma de vida marcadamente material, di las gracias a mi tía y le dije que no estaba interesado.
Durante este período de lo que parecía ser una profunda confusión mental, surgieron muchos problemas físicos. Busqué ayuda médica pero no sané. Una vez tuve que guardar cama por orden del médico, quien me prohibió levantarme. Me embargó una profunda depresión y deseé suicidarme. Estando solo, de repente, grité: “¡Si hay un Dios en los cielos, muéstrate ahora!”. Poco tiempo después sonó el timbre de la puerta; mi tía, a quien no había querido ver antes, estaba ahí. Me dijo: “Sentí profundamente que necesitabas ayuda y vine inmediatamente”. Esto me impresionó mucho y me percaté de que Dios había contestado a mi llamado pidiendo ayuda. En seguida me dediqué con afán al estudio de la Ciencia Cristiana. En breve espacio de tiempo sané de la severa depresión y de las dificultades físicas, incluso de la condición cardíaca.
Después de asistir a una iglesia filial por unos cuantos años me hice miembro activo. También me afilié a La Iglesia Madre y recibí instrucción en la Ciencia Cristiana. He desempeñado muchos puestos en mi iglesia filial, incluso el de Primer Lector, actividad que resultó en tremendo desarrollo espiritual para mí.
En una ocasión, cuando era todavía soltero, un practicista de la Ciencia Cristiana oró por mí en relación con el asunto de compañía. Hasta entonces había sido un solterón que no pensaba en el matrimonio. Poco tiempo después asistí a una reunión social donde conocí a la mujer que es ahora mi esposa. Sin que yo lo supiera, en la época en que nos conocimos, mi esposa también estaba recibiendo ayuda de un practicista respecto a la necesidad que ella sentía de tener compañía adecuada.
Recientemente, mi esposa luchó con un grave problema de negocios, relacionado principalmente con un conflicto de personalidad con uno de sus jefes. Como resultado, perdió una gran cantidad de peso, y había otros síntomas desagradables. Nuestro hogar, antiguamente pacífico y alegre, se había alterado, y yo me sentía bastante molesto.
Una mañana desperté con un lado de la cara paralizado, y del trabajo me mandaron a casa hasta que el problema se resolviera debidamente. Inmediatamente llamé a un practicista de la Ciencia Cristiana. Entre otras cosas, él me aseguró que mi esposa era una expresión del amor que Dios sentía por mí, y que como expresión espiritual, ella se encontraba a salvo bajo el cuidado de Dios. Esto fue muy consolador para mí. Trabajé fielmente con las citas de la Biblia y de los escritos de la Sra. Eddy que el practicista me daba cada día, y como en ocho semanas mi cara volvió a tener su apariencia normal. Durante esa experiencia se me pidió que sirviera como sustituto para uno de los Lectores de nuestra iglesia filial. Muchos miembros comentaron después que leí con una inspiración que realmente les había sido de ayuda.
El siguiente himno describe de la mejor manera lo que pienso (Himnario de la Ciencia Cristiana, No. 64):
De la materia al Alma es mi sendero,
de inquieta sombra a dulce claridad;
y es tal la realidad que yo contemplo
que canto: “¡He hallado la Verdad!”
Nunca podré expresar suficiente gratitud a Dios por el progreso espiritual que he alcanzado por medio del estudio sincero y la aplicación de las verdades de la Ciencia Cristiana.
Long Branch, Nueva Jersey, E.U.A.
Deseo corroborar el testimonio de mi esposo. Fue maravilloso ver cómo, gradualmente, su cara volvió a tener su aspecto normal gracias a la constancia con que él oró y estudió la Ciencia divina.
En cuanto a mi problema de trabajo, renuncié a mi puesto y me fui diariamente a la Sala de Lectura de la localidad, en donde leí los volúmenes encuadernados de las publicaciones periódicas de la Ciencia Cristiana. De esta lectura obtuve un tesoro de riquezas espirituales. La pérdida de peso y otros síntomas, incluyendo el insomnio y la pérdida de apetito, fueron vencidos en el plazo de unos cuantos meses y volví a recobrar mi alegría. Me agradó tanto ir a la Sala de Lectura que ahora trabajo como ayudante de la bibliotecaria, y me encanta hacerlo.
Yo también estoy profundamente agradecida por ser una estudiante de la Ciencia Cristiana, porque cuando esta enseñanza se practica correctamente, nunca falla.
