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Qué hacer acerca del diablo

Del número de agosto de 1983 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Mientras algunos descartan al diablo como una superstición religiosa absurda, otros tienen una vívida impresión de Satanás como una fuerza tremendamente poderosa para el mal. Pero ninguno de los dos puntos de vista realmente encara lo que justamente entraña este asunto. La razón por la cual la gente no ha tratado en general el asunto del diablo con mucha eficacia es porque, en realidad, no lo han comprendido.

La Biblia habla de varios hermanos que practicaban el exorcismo, el arte de liberar a alguien que se supone que está poseído por el diablo. Pero ellos abarcaron más de lo que podían y se encontraron con grandes dificultades porque no comprendían al diablo que intentaban conquistar. Un esfuerzo particular para exorcisar a un hombre que tenía un “espíritu malo” terminó en desastre para los hermanos. Leemos en Hechos: “Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos”. Hechos 19:16.

Cristo Jesús curaba definitivamente. Una y otra vez pudo liberar a quienes parecían estar poseídos por varios males. Tenía éxito en sus curaciones porque comprendía la supremacía de Dios, Su totalidad. Jesús no se dejaba engañar por Satanás. El Maestro describió con concreta claridad la naturaleza del diablo: “El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira”. Juan 8:44. Tal declaración no deja lugar a dudas. El diablo es una mentira; la extereorización de una crasa ignorancia mortal; una equivocación horrible; un engaño. No es absolutamente nada.

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