Mientras algunos descartan al diablo como una superstición religiosa absurda, otros tienen una vívida impresión de Satanás como una fuerza tremendamente poderosa para el mal. Pero ninguno de los dos puntos de vista realmente encara lo que justamente entraña este asunto. La razón por la cual la gente no ha tratado en general el asunto del diablo con mucha eficacia es porque, en realidad, no lo han comprendido.
La Biblia habla de varios hermanos que practicaban el exorcismo, el arte de liberar a alguien que se supone que está poseído por el diablo. Pero ellos abarcaron más de lo que podían y se encontraron con grandes dificultades porque no comprendían al diablo que intentaban conquistar. Un esfuerzo particular para exorcisar a un hombre que tenía un “espíritu malo” terminó en desastre para los hermanos. Leemos en Hechos: “Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos”. Hechos 19:16.
Cristo Jesús curaba definitivamente. Una y otra vez pudo liberar a quienes parecían estar poseídos por varios males. Tenía éxito en sus curaciones porque comprendía la supremacía de Dios, Su totalidad. Jesús no se dejaba engañar por Satanás. El Maestro describió con concreta claridad la naturaleza del diablo: “El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira”. Juan 8:44. Tal declaración no deja lugar a dudas. El diablo es una mentira; la extereorización de una crasa ignorancia mortal; una equivocación horrible; un engaño. No es absolutamente nada.
Jesús no sólo pensaba filosóficamente que el mal era un mito. Él demostró que el diablo carecía totalmente de poder y realidad mediante su profunda comprensión de que Dios es infinitamente bueno. Los espectadores tal vez estaban convencidos de que el paralítico estaba poseído por la enfermedad; quizás pensaban que el gadareno estaba abrumado por un trastorno mental; es posible que estuvieran absolutamente convencidos de que la muerte había hecho de Lázaro una víctima sin remedio. Pero en cada caso toda la certeza sobre la tierra de que el mal — el diablo — era un poder obstinado, se diluyó ante la confianza inquebrantable de Cristo Jesús en la unicidad y totalidad de Dios. “Tened un solo Dios y no tendréis un diablo”,The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 252. razona la Sra. Eddy.
El diablo “el cual engaña al mundo entero” Apoc. 12:9. es una creencia mortal específica de que la omnipresencia de Dios está ausente en un momento dado. ¡Qué concepto atroz y equivocado acerca del Todopoderoso!
En años recientes, películas y libros — algunas veces basados sobre teología escolástica — han hecho popular al diablo. Han hecho que parezca un poder aterrador, con frecuencia hasta un personaje que puede poseer o destruir a su víctima. Los expectadores se han alarmado a veces por acciones diabólicas inexplicables que han dominado a alguien. En cierto caso de homicidio — uno que ha atraído la atención internacional — el acusado arguye que al tratar de exorcizar a un poseso, él mismo se sintió poseído, de manera que fue impulsado a matar a otro. Ver The New York Times, marzo 23, 1981.
La gente ahora comete la misma clase de equivocación cometida por esos hermanos descritos en Hechos. El esfuerzo de una mentalidad material para vencer y corregir a otro puede conducir a problemas mayores. Cuando alguien se ocupa en acciones que parecen ser “instigadas por el demonio”, se logra una solución verdaderamente eficaz sólo comprendiendo la totalidad de Dios como Mente divina, y viendo la naturaleza sin fundamento de una mente mala. Como Cristo Jesús lo enseñó y practicó, la creencia en un poder llamado diablo tiene que ser encarada y destruida mediante la oración, mediante una comprensión de la bondad infinita de Dios.
Ya sea que un espíritu malo (como la Biblia se refiere con frecuencia al diablo) se presente como enfermedad física, pesar, temor, odio o como una persona que pareciera estar gobernada por un llamado demonio, el método de curación empleado por Jesús es la única manera segura y digna de confianza para liberar a la víctima.
En la cubierta de todo libro escrito por Mary Baker Eddy, Guía del movimiento de la Ciencia Cristiana, hay un emblema con la cruz y la corona. Circundando este diseño está el mandamiento de Cristo Jesús que incluye estas palabras: “echad fuera demonios”. Estos libros enseñan la manera de hacerlo. Explican que hay un solo Dios, quien es Mente inmortal; nos ayudan a ver que el hombre, en verdad, expresa sólo la inteligencia divina porque es el reflejo de Dios, Su imagen. La Ciencia Cristiana enseña que el diablo realmente puede ser descrito como la errónea suposición mortal de una mente separada de Dios. El diablo es una suposición, no una persona o una fuerza verdadera. Esta mentira llamada diablo quisiera deshonrar y desacreditar a Dios, al suponer que hay una inteligencia mala independiente de la omnímoda Mente divina.
La Ciencia Cristiana usa el término “mente mortal” para describir con exactitud la suposición de que la inteligencia está en la materia, que puede ser limitada, restringida o mala. En ello está la esencia de lo que la gente ha dado en llamar diablo. Y este llamado diablo es exterminado solamente mediante nuestro despertar al hecho de que la Mente es Una y que el hombre es la expresión incesante de la Mente La Sra. Eddy escribe: “Mente es Dios. Lo que extermina al error es la gran verdad que Dios, el bien, es la Mente única y que el supuesto contrario de la Mente infinita — llamado diablo o mal — no es Mente, no es Verdad, sino error, sin inteligencia ni realidad”.Ciencia y Salud, pág. 469.
Comentando sobre la descripción del diablo en el Apocalipsis como un engaño, la Sra. Eddy declara: “Esa falsa pretensión — esa antigua creencia, esa serpiente antigua, cuyo nombre es diablo (el mal), que pretende que hay inteligencia en la materia, ya sea para beneficiar o dañar a los hombres — es puro engaño, el dragón escarlata; y es lanzada fuera por Cristo, la Verdad, la idea espiritual, y así probada impotente”.Ibid., pág. 567.
Sí, hay algo poderoso y eficaz que podemos hacer acerca del diablo.
• Podemos negarnos a que nos intimiden las antiguas creencias de la mente mortal, y podemos resistirnos a que nos impresionen los esfuerzos del mal para atermorizar a la gente, al no conferirle sustancia ni realidad.
• Podemos aumentar nuestra comprensión de la supremacía de la Mente y reconocer más claramente la falacia de que la vida y sustancia — la inteligencia misma — puedan morar en la materia.
El Cristo ha venido a disipar la equivocación de la humanidad, su errada creencia de que el mal tiene poder verdadero, identidad y realidad. El Cristo nos eleva a esta comprensión: Dios es bueno; Él es Todo; el hombre está a salvo en Su omnipresencia.
