La gente que padece de dolor necesita más que alivio, necesita curación. La gente que está agobiada por la culpa y el remordimiento y, no obstante, sigue pecando, necesita más que palabras de estímulo. Necesita regeneración. La gente que está abandonada y sola, necesita más que el consuelo de alguien. Necesita restauración, sentirse completa.
La curación, la regeneración y la restauración están más allá de los logros humanos. Son efectos de Dios, actividades del Cristo, la Verdad.
El Cristo es la naturaleza ideal e inmortal del hombre, la idea verdadera del parentesco masculino y femenino del hombre espiritual con Dios. El Cristo eterno libera el cuerpo, el alma y el corazón de los falsos conceptos materiales y mortales, lo cual nos libera para que expresemos la identidad verdadera del hombre, que incluye sentido espiritual y vitalidad perpetua. El Cristo llega a la humanidad mediante esa bondad y amor desinteresado que Cristo Jesús ilustró supremamente.
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