Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

Lo que aprendí cuando planté unos bulbos

Del número de septiembre de 1984 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Cuando yo era muy pequeño, solía visitar a mis abuelitos. Ellos tenían un jardín muy grande lleno de plantas y flores. Cuando jugábamos teníamos que hacerlo fuera del jardín y tener cuidado de no estropear las plantas. A veces ayudábamos a quitar las malezas o a podar los arbustos para que crecieran mejor.

Pero yo muchas veces pisaba las plantas o les arrancaba las hojas porque creía que era divertido. Mis abuelos no pensaban que era divertido. Trabajaban mucho para tener un jardín lindo.

Un día estaba jugando en un montón de abono y encontré unos bulbos viejos.

—¿Por qué tiras estos bulbos? — le pregunté a mi abuelita.
— Están muertos. No van a crecer más — me dijo.
—¿Puedo llevármelos a casa y plantarlos?
—¿Por qué quieres hacerlo? No van a crecer.

Pero de todos modos me dejó llevarlos a casa. Planté los bulbos, y realmente los cuidé. Y pensé en lo mucho que Dios ama todo lo que hace. Decidí que yo tenía que tratar de amar más. Además me empezaron a gustar las plantas, porque nos hablan de belleza, crecimiento y otras cosas buenas. En Ciencia y Salud la Sra. Eddy dice: “El Amor, fragante de generosidad, baña todo en belleza y luz. La hierba bajo nuestros pies silenciosamente exclama: ‘Los mansos heredarán la tierra’. El modesto madroño exhala su dulce fragancia al cielo”.Ciencia y Salud, pág. 516. (El madroño es una flor que tiene hermoso perfume.)

Todos los días salía a regar aquellos bulbos y a sacar las malezas para que mis bulbos tuvieran espacio para crecer. Todos se sorprendieron cuando efectivamente crecieron. En pocos años se extendieron por todo nuestro jardín de atrás de la casa.

Aprendí una buena lección: cuando tratamos de cuidar bien las cosas y expresar el amor de Dios, eso bendice todo lo que hacemos.

También pensé en la manera que solía pisar las plantas y arrancarles las hojas. Cristo Jesús enseñó la Regla de Oro: “Todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos”. Mateo 7:12. Después de haberle dedicado tanto tiempo a aquellos bulbos, me hubiera dolido si alguien los hubiera pisado sólo por diversión.

Mi abuelito y abuelita nunca más tuvieron problema conmigo pues no volví a destrozar sus plantas. Después de esto, empecé a prestar más atención a lo que hacía y a lo que podía aprender de las plantas, animales y de todo lo que nos rodea.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / septiembre de 1984

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.