Hace varios años, mientras un dentista me limpiaba los dientes, me dijo que parte de la encía estaba deteriorada. Me dio el nombre de un especialista y me recomendó que me operara.
Cuando regresé a casa, en lugar de llamar al especialista, llamé a un practicista de la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens), y le pedí que me ayudara mediante la oración. Durante el siguiente año y medio, trabajé con el practicista, y por mi propia cuenta. Sin embargo, la condición física ni mejoraba ni empeoraba. Pero a medida que oraba, me interesaba y me entusiasmaba más y más con lo que iba aprendiendo sobre la Verdad divina, y me preocupaba menos y menos con lo que le pasaba a la encía.
Durante este tiempo de crecimiento espiritual, muchos aspectos de mi carácter fueron mejorando. Los altibajos periódicos de mi temperamento y mi emocionalismo fueron disminuyendo gradualmente a medida que me daba cuenta de que, en realidad, no me gustaba ser excesivamente emotiva. (Anteriormente, me había agradado serlo.) Mientras trabajaba para vencer el problema de inestabilidad emocional, me ayudó el afirmar con frecuencia que yo no podía, de ninguna manera, pensar o actuar “fuera” del gobierno de Dios. En esa época también me liberé de un gran temor.
La lección más importante que aprendí de esta experiencia fue la de apreciar mi verdadera naturaleza espiritual. Percibí que Dios, real y verdaderamente, me había creado con un carácter de bondad pura y profunda. Sabía que el reconocimiento de esto me ayudaría a rechazar sentimientos de falta de capacidad o de frustración por las deficiencias humanas. Comprendí más claramente que la creación de Dios no era afectada por la limitación y la debilidad.
Al día siguiente de haber meditado cuidadosamente sobre este hecho inspirador, noté que la encía nuevamente estaba normal, firme y saludable. En ese entonces, realmente no entendía cómo había sucedido esto. Sólo sabía que había crecido mi confianza en Dios por medio de una mayor comprensión espiritual. Más tarde, encontré el siguiente pasaje en Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, que parecía describir exactamente lo que me había sucedido (pág. 422): “Así como de la combinación de un ácido y un álcali resulta una tercera cualidad, la química mental y moral transforma la base material del pensamiento, espiritualizando más a la consciencia y haciendo que dependa menos de la evidencia material. Esos cambios que se efectúan en la mente mortal sirven para reconstruir el cuerpo”.
Siempre estaré agradecida por todo lo que se me enseñó en la Escuela Dominical durante mis años de estudios secundarios. Lo que aprendí allí me capacitó para cambiar de una persona extremadamente tímida, que se sentía rechazada por sus compañeros, a una joven con muchos amigos.
Durante mis años de universidad, me afilié a La Iglesia Madre. Poco tiempo después de esto, tuve la oportunidad de hacerme miembro de una organización universitaria de la Ciencia Cristiana. Los consejeros y compañeros de esta organización expresaban gran amor y fortaleza espiritual. Me sentía como parte de una familia. Realmente me encantaba servir en la organización, y las experiencias que tuve al hacerlo me condujeron naturalmente a afiliarme a una iglesia filial de la Iglesia de Cristo, Científico, y también tomé instrucción en clase, estando todavía en la universidad. Ambos pasos me trajeron grandes bendiciones y han continuado sosteniéndome.
Cuando aprendí a confiar mi vida a Dios y a no tener miedo de expresar amor puro, me fue natural y fácil llegar a un feliz matrimonio. Mi esposo es también Científico Cristiano. Con frecuencia me ha ayudado a tener más fortaleza, a ser más valiente y mejor persona, simplemente viéndome incluida en la perfecta creación de Dios.
Hace poco, adoptamos un bebé de Corea. Nuestras oraciones para prepararnos para esta criatura nos llevaron a “recibir con regocijo” la expresión de las cualidades espirituales de Dios, a valorar el hecho de que toda expresión de bien viene de Dios, y aparece en una forma ordenada y perfecta. Cuando por fin llegó la niña, irradiaba alegría, paz, salud, inteligencia, buena disposición, belleza y amor. La adopción fue fácil y armoniosa en todos los aspectos.
He sido fortalecida, sanada y bendecida innumerables veces al practicar las verdades espirituales en mi vida. Realmente me gusta estudiar diariamente la Biblia y los escritos de la Sra. Eddy. La Biblia me parece cada vez más bella.
Estoy muy agradecida por haber podido comprender que Dios es puro, todo poder, el bien siempre presente, y que el hombre es por siempre uno con Dios. Y estoy agradecida porque Cristo Jesús dio a la humanidad el ejemplo perfecto de lo que significa vivir y comprender el amor y el poder de Dios.
Belleville, Michigan, E.U.A.
Yo soy el esposo de Melinda, y he sido testigo de las curaciones a las cuales ella se refiere en su testimonio. Hemos estado casados por más de doce años, y puedo sinceramente decir que ella usa la Ciencia Cristiana regularmente en sus actividades diarias.
