Cuando nace un niño, sus padres no exclaman en pánico: “¡No tiene dientes! Es mejor ser paciente y esperar ese primer dientecito blanco. Ellos saben que su bebé sí tiene dientes, pero todavía no son visibles. Los padres esperan a que aparezca el primer diente en poco tiempo y se alegran cuando aparece.
¿Tenemos confianza en que todo lo que sea necesario puede aparecer en nuestra vida, aun cuando no haya señal visible de que aparecerá? En el reino de Dios, el desarrollo de lo que es justo y bueno no es sólo una cosa relativamente cierta; la ley de Dios produce el bien sin excepción. Podemos confiar en esa ley absoluta del bien. El comprender lo que la ley de Dios es, y cómo podemos aplicarla nos ayuda a tener la certeza de que el aparecimiento del bien es inevitable.
La Ciencia Cristiana restaura el cristianismo primitivo. Es la ley misma de Dios para ser reconocida y demostrada por lo que es; no es un método que podemos usar para obtener lo que queremos. La Ciencia Cristiana es la manera de ceder a la santa presencia de Dios, y demostrar así Su bondad. La salud, la armonía, el amor, la actividad correcta, proceden de Dios y son indicaciones de Su cuidado para con el hombre. Su Cristo, el ideal siempre presente de la Verdad, impulsa su expresión visible en nuestra vida. Por cierto, incluimos verdaderamente esta sustancia del bien en la consciencia porque somos el hombre espiritual, el reflejo mismo de Dios. No tenemos que “obtener” el bien que ya incluimos. El hombre tiene todo el bien de Dios porque refleja todo el bien procedente de Dios.
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