Las elecciones pueden ofrecer una excelente oportunidad, no sólo para formar opiniones sobre candidatos, sino también para orar profundamente por el gobierno y los líderes políticos. En una época en que los medios de comunicación a menudo dan forma a la imagen de un candidato, puede que parezca difícil percibir quien es la persona correcta para el cargo. Aun en los tiempos bíblicos no siempre era fácil saber quien era el mejor.
Cuando Dios envió al profeta Samuel a ungir a uno de los hijos de Isaí para sustituir al rey Saúl, Samuel pensó que con seguridad Eliab debía ser el escogido de Dios. “Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón”. 1 Sam. 16:7. Finalmente fue ungido David, el menor, y demostró ser un gran líder.
Tal vez no podamos mirar dentro del corazón de alguien, pero sí podemos orar para expresar discernimiento espiritual. En lugar de centrar nuestro enfoque en las personalidades implicadas, podemos considerar a los candidatos, no sólo por sus puntos de vista y experiencia en las áreas de interés, sino por las cualidades morales y espirituales que manifiesten. Como lo explica la Sra. Eddy: “Los pensamientos y acciones correctos son los remedios supremos para todos los pesares terrenales”.The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 283.
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