Las elecciones pueden ofrecer una excelente oportunidad, no sólo para formar opiniones sobre candidatos, sino también para orar profundamente por el gobierno y los líderes políticos. En una época en que los medios de comunicación a menudo dan forma a la imagen de un candidato, puede que parezca difícil percibir quien es la persona correcta para el cargo. Aun en los tiempos bíblicos no siempre era fácil saber quien era el mejor.
Cuando Dios envió al profeta Samuel a ungir a uno de los hijos de Isaí para sustituir al rey Saúl, Samuel pensó que con seguridad Eliab debía ser el escogido de Dios. “Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón”. 1 Sam. 16:7. Finalmente fue ungido David, el menor, y demostró ser un gran líder.
Tal vez no podamos mirar dentro del corazón de alguien, pero sí podemos orar para expresar discernimiento espiritual. En lugar de centrar nuestro enfoque en las personalidades implicadas, podemos considerar a los candidatos, no sólo por sus puntos de vista y experiencia en las áreas de interés, sino por las cualidades morales y espirituales que manifiesten. Como lo explica la Sra. Eddy: “Los pensamientos y acciones correctos son los remedios supremos para todos los pesares terrenales”.The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 283.
En el Sermón del Monte, Ver Mateo, caps. 5–7. Cristo Jesús da claramente una base infalible para “los pensamientos y acciones correctos”. Las Bienaventuranzas, especialmente, describen muchas de las cualidades que desearíamos ver en un líder: la mansedumbre, la justicia, la pureza de corazón, el deseo de ser un pacificador. Ver Mateo 5:3–12. El Maestro mismo ilustró la obediencia perfecta a la dirección de Dios y el amor ilimitado por el prójimo.
Ningún candidato podrá jamás acercarse al ejemplo de Jesús. Pero podemos buscar a la persona que tenga el ánimo cristiano para intentar resolver los problemas complejos de una manera humanitaria.
Al considerar la elección de un líder como un ejercicio en el discernimiento de las cualidades semejantes a Dios en lugar de una elección entre personalidades, obtenemos una perspectiva diferente de una elección y también de quienes nos rodean. Empezamos a ver evidencias de espiritualidad, valor y honestidad donde antes tal vez no hubiésemos percibido estas cualidades. Siempre que una persona escoge lo ético por sobre lo que carece de ética, lo valiente por sobre lo cobarde, lo sabio por sobre lo necio, está escogiendo — en cierto grado, por lo menos — el camino espiritual de obediencia a la ley divina. Este punto de vista sólo puede guiar hacia “pensamientos y acciones correctos” que son “los remedios para todos los pesares terrenales”.
Nosotros mismos podemos esforzarnos por expresar las cualidades que esperamos ver expresadas por los funcionarios del gobierno. Esto no sólo nos da una mejor comprensión de los desafíos que enfrentan, sino que además nos proporciona el apoyo fundamental para una conducta correcta. El ejemplo moral de los electores puede hacer mucho para fortalecer — o debilitar — la resistencia a caer en tentación.
Hay otras formas en que podemos apoyar una elección por medio de la oración. Si el racismo es un factor, podemos orar para expresar nosotros más amor fraternal y para ver la evidencia de este amor a nuestro alrededor. Podemos saber que las calumnias y la crítica no son parte de la verdadera naturaleza espiritual de ninguna persona. Asimismo, la competencia despiadada tampoco da evidencia de las cualidades del Cristo. El quitar éstos y otros defectos similares de nuestro pensamiento acerca de los candidatos y de nuestros conciudadanos, ayuda a mantener puro el clima de la elección para todos los que toman parte en ella. Cuanto más podamos tener ante nosotros las cualidades que provienen de Dios en lugar de carisma, tanto más fácil será percibir al candidato correcto.
Si bien es claro que ninguna selección o candidato jamás van a ser perfectos, el escuchar la guía de Dios, y hacer lo mejor que podemos para ejercer el discernimiento espiritual, debiera capacitarnos para elegir a quien está más cerca de lo que es correcto en cada caso. Orar, y luego actuar de acuerdo con el grado más elevado de nuestra comprensión, bendecirá nuestras vidas y la de nuestros conciudadanos.