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El modelo divino del gobierno de Dios

Del número de noviembre de 1985 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


A través de la civilización, diversos sistemas han sido creados para gobernar y cuidar de la gente. Estos sistemas han estado basados en una variedad de ideologías políticas, ambición personal y demagogia, tradiciones tribales y comunales, y movimientos religiosos. Estas fuerzas han generado gobiernos que van desde las democracias representativas hasta las dictaduras personales. Una gran parte de la historia humana parece ser la historia tanto de controversias como de relaciones armoniosas entre estos diferentes gobiernos.

Si gran parte de esta historia puede ser considerada como la búsqueda humana de una forma más perfecta de gobierno, podemos contribuir a la solución mediante el desarrollo de una mayor comprensión del gobierno de Dios y confianza en ese gobierno. Su gobierno es perfecto, sin error, siempre justo. No tuvo ningún nacimiento — en el derramamiento de sangre ni en ningún otro esfuerzo humano — y no manifiesta una existencia frágil. Es eterno y siempre está en constante desarrollo. Es fuerte y benéfico. El profeta Isaías habló de su establecimiento en la tierra cuando dijo: “Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre”. Isa. 9:7.

La Biblia no sólo contiene la declaración sobre la ley y el gobierno de Dios, sino que narra innumerables relatos para mantenerse leal y en estricta obediencia a dicha ley. Pero la Biblia es más que el mero recuento de los intentos de los hombres y mujeres por interpretar el gobierno de Dios; sus pasajes llegan profundamente a la verdad de nuestro ser. Jeremías nos da una idea de ello cuando escribe: “Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel:... Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo”. Jer. 31:33.

¿Qué es esta ley en nuestra “mente”, y cómo puede ayudarnos a mejorar los gobiernos actuales bajo los cuales vivimos? La respuesta, ciertamente llega a través de una mejor comprensión y práctica de la ley de Dios, que es, en realidad, el único gobierno que hay. Para este trabajo, la Biblia y el libro de texto de la Ciencia Cristiana
Christian Science (crischan sáiens), Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, son guías perfectas.

Podríamos empezar con una declaración radical, pero pertinente, que se halla en el Glosario de Ciencia y Salud. Es la definición de “cielo”. La Sra. Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, escribe: “Cielo. Armonía; el reino del Espíritu; gobierno por el Principio divino; espiritualidad; felicidad; la atmósfera del Alma”.Ciencia y Salud, pág. 587. Considerando detenidamente esta definición, podríamos decir que contiene todos los componentes del gobierno verdadero. Y cuanto más apreciemos y comencemos a vivir este verdadero gobierno en nuestra propia vida — vivir las leyes de Dios, las leyes de la armonía y el cielo — más podremos ayudar a los gobiernos humanos a mejorar.

Cristo Jesús demostró estas grandes leyes del Amor divino sobre las cuales son instituidas y mantenidas las relaciones armoniosas entre la gente y las naciones. De hecho, dijo que toda ley está basada en los mandamientos: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente”, y “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Mateo 22:37, 39.

El estado verdadero del hombre — su pureza, salud, humildad — es espiritual. Su estado espiritual bajo el gobierno de Dios puede ser comprendido y aplicado diariamente al expresar moralidad, honradez, justicia, aplomo, sinceridad e igualdad. Podemos empezar a ver más de la espiritualidad del gobierno de Dios y de nuestra naturaleza verdadera, afirmando la bondad inherente al hombre y substituyendo los informes de tiranía, liderato delictivo o simplemente de mal juicio, con la verdad. Este esfuerzo trae consigo un concepto más elevado, no sólo de nosotros mismos, sino también de los demás. Y así estamos mejor preparados para obedecer los mandamientos divinos de que debemos amar.

La paz y la armonía son parte del reino de Dios. Facciones en guerra, agresión, disensión y amargura no son factores en el universo de Dios. La armonía es una ley natural. La falta de armonía es una ilusión y necesita ser disipada con la verdad. Podemos comenzar a manifestar más de esta felicidad celestial ahora, bajo el gobierno y dirección de Dios. Esto puede lograrse mejor en nuestra experiencia humana al reconocer que los sistemas mortales — o la ausencia de ellos — no nos hacen felices o infelices. Dios hizo al hombre libre y esto incluye nuestro derecho a la salud y a la felicidad.

El verdadero gobierno, el verdadero liderato, significa estar guiados únicamente por el Espíritu, Dios, y saber que el hombre, a imagen y semejanza de Dios, refleja al Espíritu. La Sra. Eddy nos ha dado una “Oración diaria” en el Manual de La Iglesia Madre: “ ‘Venga Tu reino’; haz que el reino de la Verdad, la Vida y el Amor divinos se establezca en mí, y quita de mí todo pecado; ¡y que Tu Palabra fecunde los afectos de toda la humanidad, y la gobierne! ” Man., Art. VIII, Sec. 4. Ella declara que es deber de todos los miembros de su Iglesia rezar esta oración todos los días. ¡Y cuán vital es afirmar la superioridad del Espíritu sobre la materia en nuestra vida diaria!

Además de declarar que el Alma reine dentro de nosotros, necesitamos aumentar diariamente nuestro conocimiento del gobierno de Dios en el universo entero. No hay un lugar remoto que esté fuera del alcance de Dios o que esté fuera de Su omnipotencia. Su reino no depende de ambiente político; no conoce etapas políticas, ni divisiones ni facciones.

El Principio es la fuente de toda ley en el reino de Dios. El orden, la constancia, la imparcialidad y la justicia del gobierno de Dios están establecidos por el Principio divino. Podemos emplear las leyes del Principio al ayudar a cumplir la declaración de la Sra. Eddy: “... quienes disciernan la Ciencia Cristiana refrenarán el crimen. Ayudarán a expulsar al error. Mantendrán la ley y el orden y esperarán gozosos la certeza de la perfección final”.Ciencia y Salud, pág. 97. La oración y una comprensión adecuada del Principio divino influyen directamente en los gobiernos humanos bajo los cuales vivimos. Al estudiar y orar para conocer mejor el Principio divino, podemos ser ciudadanos más atentos y contribuir a la sociedad, ser guiados a votar sabiamente, y participar en las mejoras tangibles de programas legislativos, judiciales y otros programas del gobierno.

El gobierno de Dios se identifica a través del sentido espiritual, no del sentido material. No se caracteriza por ambición desenfrenada, atracción sensual o determinación mortal. El gobierno de Dios es constructivo, corrige y sana la discordia. No es anárquico. Si nuestro gobierno humano no parece reflejar este estado de armonía o atmósfera del Alma, podemos orar para comprender mejor que hay una sola realidad. No estamos viviendo con un pie en la existencia espiritual y el otro en un universo controlado por la materia. La creencia en la dualidad tiene que terminarse. De hecho, vivimos ahora en la atmósfera del Alma.

Tuve una experiencia en la que percibí claramente que el Alma gobierna y controla el universo. Como miembro de un equipo de negociación gubernamental, viajé para reunirme con líderes de otro país para hablar sobre ciertos acuerdos. Como nuestras reuniones continuaron por varios días, nuestros anfitriones parecían implacables e intransigibles en muchos de los asuntos importantes en los cuales buscábamos un acuerdo. Había bastante temor entre los miembros de nuestro equipo de que, posiblemente, tendríamos que salir del país sin éxito o permanecer hasta que convenciéramos al otro equipo a cambiar.

Al sentarme y escuchar ambas posiciones, comencé a percibir la necesidad de orar. Primero, empecé a eliminar de mi propio pensamiento cualquier temor que estuviera relacionado con diferencias culturales, fracaso de la misión y orgullo nacional. En un sentido, comencé a afirmar que la atmósfera del Alma estaba allí. Luego, afirmé el gobierno de Dios, y negué toda interferencia mortal. Esto era verdaderamente confirmar el gobierno del Principio divino. Entonces, empecé a negar la posibilidad de un gobierno de caprichos y personalidades y lo sustituí por la verdad del reino del Espíritu. Estuve satisfecho, y le di gracias a Dios que todos estábamos gobernados por El.

La atmósfera de las negociaciones realmente se elevó un poco desde los presagios de la última reunión. Concluimos nuestras charlas con la seguridad de que habíamos logrado todo lo que podía hacerse durante ese viaje en particular. Dejé los resultados en manos de Dios. Diez días después de nuestro regreso, se nos informó oficialmente que todas nuestras peticiones habían sido concedidas. Todos fuimos bendecidos.

Sea cual fuere nuestro papel, ya sea como ciudadano privado u oficial del gobierno, podemos votar inteligentemente y aun más. Podemos ayudar a poner nuestras circunstancias en conformidad con lo divino a través de una mayor comprensión y dependencia en el gobierno de Dios y Su control del universo.


Jehová es nuestro juez,
Jehová es nuestro legislador,
Jehová es nuestro Rey; él mismo nos salvará.

Isaías 33:22

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