“Ciertamente mi pueblo son, hijos que no mienten; y fue su Salvador... Y el ángel de su faz los salvó”. Isa. 63:8, 9. Es probable que todos, en alguna ocasión, nos hayamos sentido salvados, tiernamente cuidados por nuestro celestial Padre-Madre Dios. Pero quizás aún sentimos una cierta distancia entre nosotros y Dios. Quizás nos hemos preguntado cómo podemos estar espiritualmente más cerca de El, para sentir su presencia de un modo más profundo.
Piense en los ángeles. La mayoría de la gente sabe algo acerca de ellos. Los que leen regularmente esta publicación periódica están probablemente familiarizados con muchas de las cosas que Mary Baker Eddy dice de ellos, especialmente la definición que ella da en el libro de texto de la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens), Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras: “Angeles. Pensamientos de Dios que vienen al hombre; intuiciones espirituales, puras y perfectas; la inspiración de la bondad, de la pureza y de la inmortalidad, que contrarresta todo mal, toda sensualidad y toda mortalidad”.Ciencia y Salud, pág. 581.
Pero, ¿qué decir acerca de Su presencia? Y, ¿qué tienen que ver los ángeles con ella? Bueno, probablemente todos nos hemos preguntado acerca de la presencia de Dios, cómo sería verlo a El cara a cara, estar completamente imbuidos de Su resplandor. Y — si usted es como yo — puede haberse sentido absolutamente seguro de que nunca ha pasado por esta experiencia, que nunca ha estado delante de El para nada.
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