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“¿Podría trabajar para mí?”

Del número de febrero de 1985 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Esta es una pregunta que a menudo hacen a los practicistas de la Ciencia Cristiana las personas que buscan liberarse de alguna clase de sufrimiento por medios espirituales solamente. A menudo, esta petición de trabajo proviene de personas que ya son estudiantes de esta religión. Quizás alguien que por primera vez se pone en comunicación con un practicista de la Ciencia Cristiana, estaría más inclinado a preguntar: “¿Podría usted orar por mí?”

¿Es la oración, trabajo; y es el trabajo, oración? ¿Significan ambos la misma cosa? La Sra. Eddy, al dirigirse a sus seguidores, dijo: “La canción de la Ciencia Cristiana es ‘Trabajad — trabajad — trabajad — velad y orad’ ”.Message to The Mother Church for 1900, pág. 2. El vocablo “trabajar”, como frecuentemente se usa en la Ciencia Cristiana, significa, en verdad, el razonamiento espiritual y preciso en la consciencia del individuo. Significa reconocer y utilizar específicamente la verdad de la idea-Cristo — la relación espiritual del hombre con Dios — como es revelada en las enseñanzas de la Ciencia Cristiana. Su meta es producir resultados sanadores.

Esto no quiere decir, sin embargo, que las curaciones físicas y morales que resultan del trabajo, o de la oración, en la Ciencia Cristiana, emanan del mecanismo de la mente humana. Sólo Dios es el sanador. El es la Mente que conoce todo el bien: la bondad de Él, que es infinita. Los pensamientos de Dios transforman el pensamiento humano receptivo mediante la eterna filiación del Cristo, y así expulsan de la consciencia humana la creencia material o el error que causa el sufrimiento.

Es importante notar que la Sra. Eddy describe la labor metafísica, o “trabajo”, no como un esfuerzo laborioso, cansador o extenuante, sino ¡como una canción! Reconocer o afirmar devotamente las grandes verdades del ser según son reveladas en la Ciencia Cristiana, es un himno glorificador de alabanza a Dios por Su gloria, poder y presencia. Este tratamiento es una actividad divinamente reflejada. Aun cuando a menudo se requiere muchísimo empeño para destruir el error mesmérico, si el trabajo de oración en la Ciencia Cristiana llega a ser una carga pesada, esto puede ser indicio de que no se está haciendo correctamente o de manera absoluta. Puede que en esto haya encerrado demasiado de “mi” éxito, o de “mi” esfuerzo, en lugar de la palabra de Dios solamente.

Esto puede ser corregido a medida que el individuo ore para sentir y comprender lo que Cristo Jesús quiso significar cuando dijo: “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo”.Juan 5:17. El hombre, la idea de Dios, actúa en virtud de que refleja todas las cualidades del bien de Dios. Del mismo modo, la Sra. Eddy reconoce el poder sanador del trabajo de Dios — Su energía divina — cuando escribe en Ciencia y Salud: “La Ciencia Cristiana silencia la voluntad humana, calma el temor con la Verdad y el Amor e ilustra la acción espontánea de la energía divina en la curación de los enfermos”.Ciencia y Salud, pág. 445.

Ya sea que uno llame a un practicista de la Ciencia Cristiana utilizando términos tales como trabajo, ayuda, oración o tratamiento, el hecho es que la petición se hace para que solamente la energía divina actúe sobre las falsas creencias del paciente. Cuando la mentira llamada dolencia, enfermedad, discordancia, se la ve sólo como una falsa creencia, la mentira mental y la evidencia física discordante son destruidas mediante la comprensión perceptiva del Cristo, la Verdad. Por medio de la Ciencia, la persona llega a comprender que es sólo la consciencia humana — no el cuerpo, los negocios o el hogar — lo que necesita curación. La consciencia es sanada cuando responde al Cristo, la Verdad. Tal curación se manifiesta mediante la oración científica y la percepción espiritual obtenidas por el practicista, y a menudo por aquel en necesidad.

Cuando un paciente llama a un practicista de la Ciencia Cristiana para que realice para él este singular “trabajo”, las nítidas realizaciones de la Verdad — las ideas que emanan de Dios —, acompañadas de un firme repudio de los cuadro discordantes que presentan los sentidos, son dirigidas a la creencia errónea abrigada por el paciente, no a la persona misma. El tratamiento en la Ciencia Cristiana no ejerce control sobre las personas, sino que ejerce autoridad divina sobre la falsa creencia erróneamente aceptada por el paciente. La creencia enferma o pecaminosa, nunca ha pertenecido realmente a nadie, más de lo que podría formar parte de la Mente que es Dios. Separar del paciente la creencia que abriga en el pensamiento, así como también la manifestación del sufrimiento, es esencial para su curación.

Uno no necesita ser miembro de la iglesia de la Ciencia Cristiana para pedir tratamiento mediante la oración a un practicista registrado de esta religión. Un practicista ‘registrado” es un Científico Cristiano de experiencia que dedica todo su tiempo a practicar el ministerio sanador de la Ciencia Cristiana públicamente, y cuyo nombre se encuentra bajo el título de “Practicistas y Maestros de la Ciencia Cristiana” que aparece en la publicación mensual de esta Iglesia, a saber, el The Christian Science Journal, o en El Heraldo de la Ciencia Cristiana.

Cualquiera que desee depender exclusivamente de Dios para la curación, y confiar en El, puede solicitar tratamiento en la Ciencia Cristiana. La Sra. Eddy establece un punto de vital ética en lo que respecta a dar tratamiento, cuando escribe: “Ya se sabe que ningún Científico Cristiano aceptará a un paciente que esté bajo el cuidado de un médico, sino hasta que éste dé por terminado el caso y el paciente busque otra clase de método curativo”.Retrospección e Introspección, págs. 87–88.

El sagrado trabajo de oración que es parte del tratamiento de la Ciencia Cristiana, atribuye todo el poder a Dios y rechaza la creencia de que la materia tenga alguna relación con la condición verdadera del hombre individual como imagen de Dios. Una concesión a métodos materiales por parte de quien busca curación por medio de la oración en la Ciencia Cristiana, invalida la curación radical mediante el Cristo. Los métodos espirituales y los remedios materiales son diametralmente opuestos los unos a los otros y no pueden unirse para producir curación permanente. Ciencia y Salud declara: “Es imposible obrar desde dos puntos de vista distintos. Si lo intentamos, pronto ‘estimaremos al uno y menospreciaremos al otro’ ”.Ciencia y Salud, pág. 182.

La persona que desea tratamiento en la Ciencia Cristiana, pero que no está inmediatamente dispuesta a dejar la medicina u otras formas de dependencia en medios materiales, necesita captar la convicción a la manera de Cristo, que ofrece el estudio de la Ciencia Cristiana, a saber, que el temor no tiene poder y no puede impedir la curación. El temor no puede oponerse a la motivación de una persona de confiar en Dios en todas las cosas.

Aun cuando uno no puede, sinceramente, recibir tratamiento en la Ciencia Cristiana hasta que se hayan dejado los medicamentos o cualquier otra confianza en medios materiales, no hay nada que prohiba a la persona en necesidad que consulte a fondo el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras. A medida que una persona percibe en las páginas de este libro las ideas de Dios que participan de la naturaleza del Cristo y que disipan el temor, el pensamiento puede ser fortalecido moralmente lo suficiente de manera que capacite a uno para que confíe, por completo, únicamente, en la Mente divina, Dios. Hay quienes han encontrado, a veces con asombrosos resultados, que durante una fuerte prueba sus propias inspiradas investigaciones de la Biblia, juntamente con el libro de texto de la Ciencia Cristiana les han aportado tales curaciones inmediatas que no han tenido ninguna necesidad posterior de pedir ayuda a un practicista.

Esto es, en un sentido bien real, “trabajo” en la viña del Padre. Los consagrados esfuerzos realizados en la consciencia por percibir y comprender las ideas a la manera del Cristo, obtienen resultados sanadores. Por esta razón, el vocablo “trabajo” como a menudo es usado por los Científicos Cristianos con referencia a sus esfuerzos mentales en la oración, no es una elaborada fantasía. “Trabajo de oración” es, en todo sentido, un término significativo y espiritualmente inspirador para aquellos que usan la metafísica divina para glorificar a Dios en la curación espiritual. Demuestra la disponibilidad del Cristo siempre presente, la Verdad. Verdaderamente, “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien”. Rom. 8:28.

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