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¿Qué autoridad tiene Dios?

Del número de febrero de 1985 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


¡Una autoridad única en su clase, la que no tiene oposición!

Se supone, a veces, que una entidad con autoridad tiene poder o jurisdicción sobre otra, que es opuesta. Pero la autoridad de Dios es única; no hay nada que se oponga a El. En otras palabras, no es una situación en la que la autoridad de Dios esté contra el mal. Es más que eso. La autoridad de Dios demuestra que el mal es ficticio. Lo que tiene más valor en este mundo es comprender a Dios y Su autoridad. Cuanto más aceptamos y obedecemos Su gobierno, tanto más armoniosa es nuestra vida. “Paso a paso hallarán los que en El confían que ‘Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones’ ”,Ciencia y Salud, pág. 444. escribe la Sra. Eddy en Ciencia y Salud.

Un hombre iba manejando su automóvil por la calle de un vecindario, cuando otro violó una ley de tráfico y chocó contra su automóvil. Después de que ambos conductores salieron de sus automóviles dañados, el que había causado el accidente afirmó: “Nadie vio este accidente, pero yo sé que usted chocó contra mi automóvil”. (Esto, por supuesto, era todo lo contrario de la verdad.) “¿Tiene usted un seguro que cubra el daño hecho a mi automóvil?”, preguntó.

La respuesta del hombre que no era culpable pudo haber sido de sumo enojo, junto con la tentación de sentirse engañado y desdeñar al otro conductor. Pudo haber ideado algún plan para poner al otro en su lugar, mostrarle que estaba muy equivocado o, incluso, vengarse.

Pero, en vez, se mantuvo tranquilo. Mantuvo su serenidad, porque había aprendido, mediante el estudio de la Ciencia Cristiana, que la falta de honradez de otro no podía privarlo de nada. Comprendió que la mala intención o los medios tortuosos no podían privarlo del bien, porque percibió que la autoridad de Dios es la única autoridad. Incluso si parecía que estaba tratando con una incorregible falta de honradez, reconoció que se podía recurrir a la ley divina en procura de ayuda.

Recordó esta frase de Ciencia y Salud: “Dios es infinito, la única Vida, sustancia, Espíritu o Alma, la única inteligencia del universo, incluso el hombre”.Ibid., pág. 330. Pensó, razonando, que si Dios es “la única inteligencia del universo, incluso el hombre”, la falta de honradez, el temor o la mala intención, ni siquiera merecían que se las considerara. Discutir o reaccionar con enojo sería suponer que el mal es una inteligencia que debe temerse y atacarse. La Verdad divina, sinónimo de Dios, tiene, en realidad, la única jurisdicción, y nada existe que se oponga a la Verdad. En la escena humana, el comprender este hecho espiritual nos capacita para confiar en que nada puede impedir que la verdad salga a la superficie. Felizmente, este hombre se dio cuenta de que este hecho era verdadero tanto para él como para el otro conductor. La autoridad de Dios no perjudica a unos para favorecer a otros.

De manera que se aferró a esta comprensión de la Mente, Dios, la única inteligencia del universo, confiando en que la autoridad divina destruiría la injusticia.

En seguida, el otro conductor cambió completamente de actitud. Admitió su culpa y estuvo dispuesto a pagar todos los daños. Al cabo de pocos días, la persona que era inocente recibió un cheque que cubría el costo de las reparaciones.

Debemos obedecer la voluntad divina, en vez de dejar que el sentido personal, o ego, gobierne. El punto de vista de la mente mortal acerca de la existencia designa y exige que las cosas tienen que ser de la manera en que ella quiere que sean. Esto es ego personal, que es susceptible de ser ofendido. Pero jamás podemos ser engañados y creer que este llamado ego es nuestro, cuando reconocemos que toda justicia descansa en la Mente divina, el Principio.

La forma en que respondemos al mundo puede mostrar la confianza que tenemos en Dios. Si confiamos en la jurisdicción y autoridad de la Mente divina, no podemos temer ninguna clase de odio, insubordinación, medios tortuosos o crítica destructiva. Si reaccionamos a éstos con temor, creemos que tienen autoridad. Estamos aceptando que la injusticia tiene poder para privarnos, perjudicarnos o minar nuestra felicidad. Pero la Ciencia Cristiana nos capacita para que demostremos que sólo la bondad de Dios puede tener efecto en nuestra vida.

¿Recuerda cuando Cristo Jesús fue llevado a la fuerza por una turba enfurecida para arrojarlo a un precipicio? La Biblia no nos dice que él disputó, corrió, trató de convencerlos de que no lo hicieran, luchó o peleó. De hecho, no hay testimonio alguno de que les haya dicho nada. La Biblia sencillamente nos dice: “Mas él pasó por en medio de ellos, y se fue”. Lucas 4:30. Jesús le daba más crédito a Dios que al odio y los celos.

Debido a que todo el universo está sujeto a esa autoridad única de la Mente divina, no tenemos por qué temer a un nuevo día. Podemos esperar grandes cosas para nosotros y para todos aquellos que encontremos en nuestro camino. Podemos estar a la espera del descubrimiento de nuevas capacidades y de un trato recíproco y productivo, porque el progreso y la estabilidad de carácter resultan de la obediencia a la autoridad divina, la autoridad que no tiene oposición.

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